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VILLARREAL 0- ATHLETIC 1 (IDA: 3-2)

Williams da la puntilla en el 21' a un Villarreal entregado

El Athletic no sufrió nada ante un rival repleto de suplentes y se clasifica dando continuidad a su gran segundo tiempo de la ida.

Actualizado a
Williams da la puntilla en el 21' a un Villarreal entregado
LALIGA

El Athletic ya está en cuartos sin sufrir como presumía. Dio continuidad a su excepcional segundo tiempo de la ida y sometió a un verdadero martirio a los suplentes del Villarreal a base de orden, personalidad y una presión perfecta de la que jamás pudieron salir. Con su superioridad y los complejos del adversario se bastó de una gran jugada entre Laporte y Williams en el 21’ para sentenciar en el primer tiempo y evitar que Marcelino soñase y se animase a mover un banquillo repleto de talento. El pase del central resume su valía. Y el control y la definición del delantero justifican su explosión.

El plan de Valverde salió perfecto, mientras que el de Marcelino, marcado por el tremendo respeto al futuro en la Liga (cuarto) y en Europa (espera el Nápoles), saltó por los aires: su equipo, más que pasarse el balón se lo quitó de encima por la falta de pilares y por el exceso de juventud. Este Athletic es cosa seria. El primer tiempo fue un completo ejercicio de impotencia para el Villarreal. Disparo poco y mal, casi por compromiso. Laporte y Etxeita se comieron a Baptistao, trabado y confundido (casi marca en su portería), y a Samuel, espeso y desubicado. Iturraspe y Beñat marcaron el ritmo. Mientras que Aduriz y Williams supieron sembrar el miedo con su sola presencia. Cada arrancada suya tenía sentido. Cada dejada tras un pelotazo, una oportunidad para respirar, estirarse y amenazar.

Tras el descanso, entró Soldado en el 57’, Jonathan en el 68’ y Denis a última hora. Pero fue más de lo mismo, más allá de suponer una lógica motivación en la incomprendida grada. El Villarreal necesitaba media docena de cambios con empaque y no sólo tres revulsivos de relleno. Sólo con el nervio de Castillejo no valía. Si la intención del Villarreal no era tirar la Copa, sino simplemente jugarla con suplentes y demostrar que es la tercera vía; no lo plasmó bien: ni un disparo peligroso hasta el 82’ que deja en mal lugar a los que piden más minutos. El Athletic siguió a lo suyo, aliviado sin amenazas. Si alguien mereció el gol con el 0-1 fue él. Presionó sin balón, dio pausa tras la recuperación, dosificó para Barcelona e intentó salir lo menos magullado de las diversas antideportividades de Bailly. Un central con unas condiciones espectaculares (se está sacrificando al jugar mermado por un hombro) que si no corrige su anarquía pronto (falló en el gol) y su mala cabeza (pisotón y rodillazo a Aduriz), acabará por desentonar en un equipo ordenado y en un club modelo.