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VALENCIA 1 - LAS PALMAS 1

Las Palmas hipnotiza al Valencia y hurga en la herida de Nuno

Alcácer volvió a marcar y adelantó al Valencia pero Las Palmas se repuso, igualó con un gol del exvalencianista y tuvo ocasiones hasta para ganar.

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Las Palmas hipnotiza al Valencia y hurga en la herida de Nuno
LALIGA

Es sencillo resumir lo que sucedió en Mestalla. Los de Quique Setién marearon a los de Nuno. Los hipnotizaron. A ellos y a Mestalla. Hasta el punto que hubo fases en las que el público no sabía si animar a los suyos para ver si así espabilaban o directamente silbarles para que lo hicieran. Hasta que la paciencia llegó a un límite y la grada se enganchó a lo de ‘Nuno vete ya’. Desde luego con partidos así tardará en reconciliarse la afición con el técnico portugués. Si es que ello llega a suceder algún día.

Los Tana, Roque y Viera han entendido (y con agrado) que para Setién el fútbol de toque y combinativo es “innegociable”. Ni tan siquiera el mazazo que tuvo que ser para ellos el gol de Alcácer a los 8’ les hizo cambiar de plan. Las Palmas manejó a su antojo la pelota. Fue suya. De aquí para allá. Ahora por la izquierda, ahora por la derecha. Con criterio, calidad y solidaridad. Y, sobre todo, buen posicionamiento en el campo. Los de Nuno no sabían ni dónde ni cómo presionarles. Se les veía desquiciados. Vivían del gol de Alcácer, de los arreones de André y, sobre todo, de Jaume.

Así, hasta que Tana acertó con ese último pase del que es cierto que había carecido el equipo canario hasta el gol y Viera, dejando constancia de su calidad y con respeto en su celebración por su pasado blanquinegro, firmó lo que por predisposición y sensaciones era injusto que hubiera sucedido antes: el empate. Y, la verdad, aún tiene que dar el punto por bueno el Valencia. Porque desde el tanto de Viera hasta el pitido final sucedió que Tana lanzó el balón al larguero, Momo tuvo una doble ocasión a poco más de tres metros de la portería y Jaume salvó un mano a mano a Araujo. Normal que Mestalla cantara.