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SEVILLA

Krychowiak: "Me decía: 'Cristiano no nos puede marcar otra vez"

El polaco, cuando vio que el portugués llevaba 19 goles ante el Sevilla: "Ante el Madrid salté al campo como un toro, me salía espuma por la boca".

Actualizado a
Krychowiak, con Cristiano.
MARCELO DEL POZOREUTERS

Grzegorz Krychowiak ya es el alma de este Sevilla sobre el césped. El centrocampista polaco, que volvió ayer de estar con su selección, reveló cómo se sintió hace unos días al jugar contra el Real Madrid y Cristiano después del doblete del portugués en Nervión el año anterior: "Cuando leí que Cristiano le había marcado 19 goles al Sevilla me puse furioso. Salté al campo como un toro, me salía espuma por la boca. Me repetía a mí mismo: 'es imposible que nos meta gol otra vez'. El año pasado, Cristiano marcó dos goles cuando estaba fuera por lesión (la nariz rota) pero esta vez pudimos pararle", dijo a Sport.pl.

Krychowiak fue capitán ante los blancos: "No sentí presión por el brazalete, fue un honor pero no ha cambiado mi manera de jugar".

Y disfruta en el Sevilla: "Crezco como jugador en la liga española, que es la más exigente para un mediocentro defensivo como yo, porque no tenemos derecho sólo a mirar atrás. Tienes que ser rapido y ágil porque tus rivales son así. Y también más técnico. Te enfrentas a Madrid y Barcelona, que son técnicamente muy avanzados. Me gustaría jugar contra los grandes cada domingo".

El pivote es conocido en su país y en Sevilla también por ser muy bromista: "No hay lugar para bromas en el vestuario o en el campo, es tiempo de trabajar. Tanto en el Sevilla como en el equipo nacional. Pero las bromas sí hay que hacerlas porque nuestra convivencia es sana, es normal y eso se transmite en el campo. No se puede estar concentrado siempre las 24 horas antes del partido".

Finalmente, el polaco habla de su vida como jugador: "Salí de casa con 12 años y cada viaje lo tomaba como una aventura, para aprender, algo positivo. La educación de mi familia me ayudó a adaptarme a los sitios. Me salve de todo lo peligroso que llega con el fútbol. En Francia vivía en un internado con jugadores jóvenes, veía alrededor a gente que fumaba y tomaba alcohol. Las condiciones que me dio el fútbol francés fueron extraordinarias. Ningún club polaco podía ofrecerme algo como el nivel de la Academia de Burdeos. Viví momentos de duda cuando me mandaron a la Tercera División francesa y tuve propuestas para regresar a la Liga polaca, pero sabía que lo mejor era continuar".