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VILLANOVENSE - BARCELONA

El Romero Cuerda, como un plató de cine con mucho trabajo

Aseguran en Villanueva de la Serena que a la hora del partido todo estará en su sitio y bien colocado. Se pasará de 3.000 entradas a 11.000 y los socios tienen derecho a cinco.

Actualizado a
Dos operarios colocan gradas supletorias para el partido de mañana.
Fernando Zueras

El estadio Romero Cuerda parecía ayer por la tarde el plató de Titanic un día antes de que James Cameron empezara a rodar. La actividad era frenética. Por un lado, los jardineros cuidaban del césped recién instalado vigilando que se asentara y que los curiosos que entraban en el rectángulo de juego no lo pisaran. Los pintores habían tomado la zona de vestuarios al asalto y mientras unos daban barniz a las puertas, otros ponían masilla en el vestuario 3, que es el que acogerá al Barcelona. En la parte posterior a la tribuna, unos carpinteros acababan de instalar el panel que adornará mañana la zona mixta y no muy lejos de ahí, otros operarios terminaban de acoplar las gradas de mecanotubo que permitirán al recinto pasar de 3.000 a 11.000 plazas para recibir al Barcelona. La productividad (de última hora) es esto.

Aseguran en Villanueva de la Serena que a la hora del partido todo estará en su sitio y bien colocado. Tal como trabajan, no es de extrañar que además de acabar el campo a tiempo, empiecen también una variante de la Autovía de Extremadura, porque la actividad es frenética.

Una actividad que se corresponde a la expectación que ha levantado el partido. La pregunta en los bares de Villanueva entre los seros, que es como se conoce a los habitantes de la localidad, es la de “¿tienes entradas para el Barcelona?”. De momento, todos dicen que las tienen. Si el partido se jugara en Maracaná, uno tiene la sensación de que también se llenaría.

Hasta cuatro horas y media de cola tuvieron que soportar los socios de a pie para retirar las cinco entradas a las que tenían derecho. A día de hoy, tener un pariente, amigo o conocido que sea socio de la entidad es un tesoro. Incluso los jugadores y el cuerpo técnico del club han descubierto que tienen amigos y parientes de los que no habían tenido noticias en los últimos meses. “Me ha llamado gente de todas partes, gente a la que no identificaba, que primero me felicitaban, luego me deseaban suerte y al final me pedían entradas”, explicaba ayer Julio Cobos, el entrenador del Villanovense.

“Aquí estoy, pintando puertas y nadie me ha ofrecido ni una entrada. Espero que después de acabarlo a tiempo, tengan un detalle con nosotros”, dice un esforzado operario, que hace todo lo posible por dejar el estadio a punto.