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ATLÉTICO DE MADRID | EL PERFIL

Carrasco: luchador, confiado y admirador de su madre

Una infancia turbulenta definió el carácter del belga. Sólo porta el apellido de su madre; de bebé, su padre les abandonó. Su perfil tranquilo y su vida familiar agradan en el club.

MadridActualizado a
Carrasco: luchador, confiado y admirador de su madre

Yannick Carrasco (Ixelles, 1993) sólo sabe que sin lucha no hay premio. Así está siendo su paso por el Atlético donde, tras repetidas ausencias en las primeras jornadas de Liga, ha encadenado actuaciones de peso y se perfila como firme candidato al once de Simeone; también ha sido así su vida, casi desde su  mismo nacimiento y hasta sus recientes 22 años.

En su DNI figura Ferreira Carrasco, pero él solicita dejar de lado el apellido del padre portugués que, tras tenerle a él y a su hermano Mylan (de casi 21 años y también futbolista), los abandonó con su madre, Carmen Carrasco, natural de Sevilla. No hay figura paterna para Yannick, ni en su camiseta ni en sus declaraciones, donde todas las loas son para su madre. 

Ella es muy importante para mí, le debo casi todo lo que tengo. No he visto a mi padre en 15 años. Mi madre me animó cuando salí al Genk; también cuando dejé los estudios para centrarme en el fútbol. Lo ha tenido difícil, una madre soltera con cuatro hijos (Hugo y Celia, fruto de otra relación, son sus hermanos más pequeños), le estoy eternamente agradecido. Lo es todo para mí”, explicó hace meses a Het Laatste Nieuws.

A los 11 años dejó Vilvoorde, en las afueras de Bruselas e importante núcleo de inmigrantes en Bélgica, y llegó solo a la cantera del Genk, ajeno al idioma flamenco y en una familia de acogida. “Lo pasé mal”, resume. Pero salió airoso, así como de su paso por la cantera del Mónaco, en donde destacó hasta ser líder del primer equipo tras la desbandada de estrellas de la temporada 14-15.

En ambos destinos dejó patente su carácter introspectivo y calmado, un valor apreciado dentro del Atlético, así como que resida solo en Madrid, con su madre y sus hermanos en su país natal. Aunque ese perfil discreto no esconde inseguridad; más bien lo contrario. “Lo que más me sorprendió fue su gran madurez a su edad. Nunca había visto a un jugador tan seguro de sus posibilidades”, explicó a AS Frédéric Barilaro, exdirector de formación del Mónaco.

Carrasco no se esconde, la pide, lo intenta, si falla, repite, y confía sobre todo en su propia capacidad. Su gol ante el Valencia es el ejemplo perfecto: con líneas de pase, lo apostó todo a su diestra. Y ganó. Así, bregando y con su talento por bandera, convenció en Genk, en Mónaco, en la selección absoluta de Bélgica (ha sido internacional tres veces), en los entrenamientos a Simeone y, por último, al Calderón, que le despidió ante el Valencia coreando su nombre al cielo de la capital. “Me hace feliz”, resume Carrasco.