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RAYO VALLECANO

Zhang: “Me gusta Madrid: el sol alegra y la gente sonríe”

Zhang llegó a Vallecas de la mano del patrocinador chino del Rayo: Qbao. AS enseñó al futbolista los rincones más castizos: “Quiero conocer su historia”.

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Zhang: “Me gusta Madrid: el sol alegra y la gente sonríe”
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Finaliza la sesión. Los aficionados rayistas le esperan con la cámara del móvil preparada y el bolígrafo desenfundado. Dudú es uno de los jugadores más queridos. “Son simpáticos, todos los días quieren hacerse fotos conmigo y que les firme, deseo devolverles el cariño que me dan. Estoy contento aquí. Mis compañeros me han acogido fenomenal y desde el primer día me ayudan. El equipo va funcionando, hay calidad, jugamos muy bien”.

Paco sigue probándole en diferentes demarcaciones (central, lateral o extremo) y premió su trabajo incluyéndole en la lista frente a Las Palmas y Sporting. “El míster quiere saber qué posición es la mejor para mí y soy polivalente, no tengo problema en dónde me coloque. Trabajo duro cada día, estoy concentrado en hacerlo bien. Las dos convocatorias me han dado confianza y me estimulan para seguir trabajando. Me motivan para luchar porque quiero jugar”. Se encuentra dispuesto para el debut. “Estoy listo. Físicamente me encuentro bien. Si día a día mejoro, la oportunidad aparecerá de una manera natural. Si continúo trabajando podré ganarme algunos minutos”. Dudú, el futbolista, se queda en Vallecas. Arranca el trayecto con Zhang, la persona.

Sol. Sus pasos se pierden entre el mar de gente, en la vorágine se siente uno más. Es la primera vez que visita los lugares más castizos de la capital: la Puerta del Sol, el Oso y el Madroño y espera su turno como otros turistas para retratarse en el Kilómetro Cero. “Quiero conocer más la historia de la ciudad, me gusta pasear por sus calles y la comida española. Probé la paella y me encanta. También he ido a algunos restaurantes chinos de Usera. Es el sabor típico de mi país, el auténtico, no para extranjeros. Me reconocían por la calle algunos compatriotas. Vi la Castellana, Serrano y el Retiro, precioso”. De España le seducen el clima y la gente. “Aquí son amables y siempre sonríen. El sol da alegría. Recuerdo Alemania fría, el cielo gris”.

Es fácil entenderse con él, a caballo entre el portugués y el español, aunque confiesa que el idioma es su asignatura pendiente. “Raúl (Baena) me hace repetir su nombre, me enseña palabras con erre, es mi profesor. Necesito tiempo, pero quiero aprender”. Ya ha dejado el hotel y disfruta de su casa, cerca de la Ciudad Deportiva. “No tengo carné de conducir español. A veces voy caminando y otras, con Bebé en coche. Después, o cocino yo o como en La Gavia”. Zhang llegó de la mano del patrocinador Qbao (“Me ayudan en la adaptación”) y aguarda la visita de los suyos: “Quiero que mi familia venga. Mi padre se queda viendo los partidos del Rayo, aunque en China sean de madrugada. Muchas tardes no salgo para hablar con mi familia y amigos”.

Plaza Mayor. Las napolitanas de la Mallorquina, los bocatas de calamares, los mimos callejeros le flanquean hasta la Plaza Mayor. Durante el recorrido habla de la Gran Muralla china y fotografía el rincón que se abre ante sus ojos. “A Zé y Bebé los conocía de antes y hablamos en portugués, pero todos son atentos. El capitán, Tito, Baena, Dorado... Fariña es mi compañero de habitación. Paco me ayuda mucho en los entrenamientos. Me habla, me motiva, me anima. Es duro y exigente, pero gracias a eso te sientes cada día mejor futbolista”. Con otro técnico con quien guarda una gran relación es Manzano. “Aún no conocí todos los restaurantes que me dijo, sólo Txistu y De María. Cuando jugué con la selección en septiembre me acerqué a Pekín para verle”.

China ha fijado sus ojos en nuestro campeonato. “Han pedido ayuda a España para formar profesionales y aprender. El fútbol ha ido ganando importancia poco a poco”. Importancia que Zhang se quita cuando se le define como un pionero (el primer chino en la Liga): “No es fácil, todo el mundo está pendiente. Quiero demostrar que se puede jugar aquí y abrir camino a otros compatriotas”. Se sacude las etiquetas, Zhang quiere ser Zhang en Vallecas, Serrano o la Gran Muralla. Su sonrisa es siempre la brújula para no perderse en el trayecto.