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BETIS

Los otros 'Tareks' que tampoco juegan en la cantera del Betis

Vachiberadze, Gucek y Matthews tampoco han disputado un solo minuto en los filiales, en sus casos por problemas de documentación.

Actualizado a
Beka Vachiberadze.

El egipcio Amro Tarek sigue sin sumar minutos ni entrar siquiera en una convocatoria del primer equipo del Betis. Este defensa, apuesta personal de Eduardo Macià, levantó en las redes sociales la voz tímidamente para hablar de su amargura por no haber debutado oficialmente todavía ni tener visos de hacerlo. El club ya baraja cederle en el próximo mes de enero porque, en una plantilla además con overbooking, todo el tiempo sin jugar es tiempo perdido para un futbolista que se supone tiene todavía mucho que aprender del fútbol europeo.

La situación de Tarek se reproduce de manera escalonada en las categorías inferiores del Betis con otras promesas foráneas que también trajo el pasado verano la nueva dirección deportiva verdiblanca. El caso más conocido es el del ucraniano Beka Vachiberadze. Centrocampista de corte defensivo, llegó al B para reforzar esa zona y el técnico Juan Merino tuvo que renunciar a otros futbolistas. Vachiberadze no ha jugado un solo minuto oficial porque los servicios jurídicos del Betis (y en este asunto, llueve sobre mojado) no han sido capaces de inscribirle.

El asunto multiplica su gravedad cuando se compara con lo que sucede a pocos kilómetros en el Sevilla, con un caso análogo: Marian Shved, otra promesa ucraniana que ha fichado en este caso por los nervionenses, sí que ha podido jugar y hasta ser decisivo. Este miércoles un gol suyo ha permitido al juvenil sevillista derrotar a la Juventus (0-1) en la Youth League de la UEFA.

Pero hay más 'Tareks' además de Vachiberadze. En categoría juvenil tampoco han debutado oficialmente aún ni el lateral esloveno Gucek ni el delantero brasileño Matthews. Matthews por cierto marcó dos goles en un partido que sí pudo jugar, al ser amistoso, hace unos días en Aznalcóllar. Se trata de perlas en edad de formación: cada semana sin competir supone una pesada losa para su crecimiento.