Roque Mesa y Alcaraz agravan la crisis del colista Sevilla

Las Palmas pescó en río revuelto. Los amarillos aprovecharon todas sus armas y las debilidades del Sevilla para llevarse los tres puntos y conseguir la primera victoria de la temporada. Los goles de Roque, a la media hora, y de Alcaraz, a falta de quince minutos para el final, sentenciaron a un visitante que sigue sin ideas, último y, por lo visto sobre el maltrecho césped del Gran Canaria, falto de creatividad en el medio del campo.

Las Palmas no fue una apisonadora, ni el Sevilla un juguete roto, pero por momentos, los de Paco Herrera jugaron como los ángeles, mostrando la mejor versión de toda la temporada. Por el lado de los sevillistas, al margen de lo cosechado en temporadas anteriores, parecieron el recién ascendido.

El Sevilla sigue último por méritos propios y también porque Las Palmas supo maniatarlos desde el principio. El guión marcado desde el inicio con Jonathan Viera como director de orquesta los sacó del partido, a pesar de que el arreón final sevillista les acercara a un gol que nunca llegó. 

Más ganas. El partido se inició con mucha intensidad y con un Jonathan Viera con ganas de deslumbrar. Immobile frenó las ansias locales de gustar y cerca estuvo de batir a Varas. Se le fue alto. Partido con ritmo y muy vistoso a pesar del césped y los parones por las continuas faltas. Llorente también asustó a los amarillos, pero el meta ex sevillista atajó sin problemas. El punto de inflexión ocurrió a la media hora. Coke desperdició un magistral pase de Llorente y tiró fuera. Las Palmas, sin esconderse, lanzó otro ataque, este letal. Roque recibió un pase milimétrico de Araujo y marcó con la zurda para delirio de la afición.

Por primera vez, los amarillos se adelantaban a su rival en Liga. Los de Herrera hacían sangre en un Sevilla muy inseguro y sin ideas. Si bien el dominio era alterno, el conjunto andaluz notó el peso del tanto. Sólo Krohn-Dehli y Cristóforo ponían un poco de pimienta a su equipo. Mientras, los de Paco Herrera habían olido la sangre y se fueron a por el segundo. Pitó el colegiado para resoplido sevillista.

En la segunda mitad, Los de Paco Herrera quisieron seguir con el camino señalado al final del primer capítulo. El Sevilla, irreconocible, dejó toda la iniciativa a los amarillos. David Simón cabalgó por la banda y cedió para que Viera inventara un jugadón que Rico deshizo. Emery no esperó más y sacó a Reyes para solucionar un partido que estaba muy cuesta arriba.

La Unión Deportiva mostraba su mejor vesión; y el Sevilla, la peor. Alguna aproximación que otra de los visitantes, aunque sin acierto para desesperación de Emery, quien además vio cómo Gameiro evitaba el empate de los suyos. Mal presagio. Alcaraz cabeceó un centro perfecto de Araujo y cerró el telón. El arreón final sevillista fue sólo un espejismo.