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BARCELONA

El Roma agotó a Luis Enrique

Al actual entrenador del Barcelona le pasó de todo en su etapa al frente del conjunto italiano. Luis Enrique admite que entrenar a la Roma le hizo “mejor técnico”.

RomaActualizado a
PRIMEROS PASOS EN EL ROMA. Luis Enrique, entonces entrenador del Roma, rodeado de periodistas en un viaje a España para jugar un partido de pretemporada contra el Valencia.
EFE

El 14 de mayo de 2012, Luis Enrique decía en rueda de prensa lo que ya sabía toda Roma. Aprovechando la previa del partido ante el Cesena que cerraba el campeonato, el asturiano confirmaba que dejaba el banquillo giallorossi. El motivo que aducía el técnico era el agotamiento. Para que Luis Enrique, un hombre con el espíritu de un maratoniano, se sintiera agotado, es que debieron pasar muchas cosas en esos 10 meses. Mañana volverá a sentarse en el Olímpico, pero ya es un técnico que poco tiene que ver con el que se desfondó en Roma. Ahora no se agota fácilmente. Pero sin esa experiencia, ni el Barça sería lo que es ni Luis Enrique el entrenador que ha logrado ganar el triplete.

A la greña con la prensa local

Su relación con la prensa italiana fue muy tensa. Tras perder ante la Fiorentina 1-2 el 25 de abril 2012 dijo en sala de prensa: “Podéis estar tranquilos, ya queda un día menos para que me vaya”. La respuesta al día siguiente en grandes titulares fue: “Tienes razón, la culpa es tuya”.

“Ha sido un placer entrenar a este club, pero estoy muy cansado. He dado el 100% esta temporada y creo que tras el verano no tendré fuerzas para volver a motivar al grupo. Ha sido una aventura preciosa”. De esta manera, el asturiano ponía fin a una temporada agitada en la que sólo al final llegó a ganarse al equipo y a parte de la afición. La prensa jamás le entendió y ante tanto desgaste, optó por la retirada.

Se marchó Luis Enrique con la satisfacción de haberse ganado a los jugadores, que al principio le vieron como un cuerpo extraño y no se lo pusieron nada fácil. El último día de entrenamiento, quiso hablar uno por uno con todos ellos. Lo hizo en castellano y le tradujo su amigo Claudio. El asturiano se pasó la noche redactando lo que iba a decirle a cada uno de sus pupilos. La relación que empezó de forma complicada acabó de manera feliz. Pero el trayecto fue algo complicado.

Llegó a Roma después de hacer tres temporadas excelentes con el Barça B, al que llegó a clasificar tercero en Segunda. Aterrizó en un equipo que vivía tiempos de revolución. Después de 17 años, la familia Sensi había vendido el club a un empresario estadounidense, Thomas Richard Di Benedetto.

Acompañaba a Luis Enrique su equipo habitual (la mayoría sigue con él), más Iván de la Peña como segundo. El cántabro aconsejó a Luis Enrique vivir en el barrio de Formello, donde él se había instalado en su etapa italiana. Primer error. Se trata de un barrio claramente del Lazio, cosa que sentó como un tiro a los romanistas. Iván, además no llegó a empezar la temporada. Adujo problemas personales y se volvió a España a las primeras de cambio. En el fondo estaba que Franco Baldini, director deportivo, vetó algunos de sus fichajes como por ejemplo el de Kameni en favor del holandés Sketelemburg.

Empezar con el pie izquierdo tiene estas cosas: eliminados de la Europa League; derrotados en los dos derbis ante el Lazio por primera vez desde el 98; fuera de Europa y de la Coppa; perdieron por primera vez ante el Cagliari en 43 años; Bojan no resultó; se lesionó Osvaldo y les expulsaron a tres jugadores en un partido por primera vez en su historia... una carga agotadora que Luis Enrique no aguantó. No obstante, sin esta amarga experiencia Luis Enrique jamás hubiera podido sentarse en el banquillo del Camp Nou. Como reconoce, “la Roma me hizo mejor entrenador”.