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MIRANDÉS 1 - OSASUNA 2

Osasuna aprovecha el suicidio en la primera parte del Mirandés

Olavide y Mesa, con un golazo, ya había adelantado al equipo navarro en el minuto 25. El Mirandés jugó con 10 desde el 13'.

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Osasuna aprovecha el suicidio en la primera parte del Mirandés
LALIGA

Osasuna pasó a la tercera eliminatoria de la Copa del Rey tras imponerse al Mirandés por 1-2. El partido estuvo condicionado desde el minuto 13 con la expulsión de Provencio por derribar a Olavide cuando éste se marchaba solo para encarar a Raúl Fernández. La roja fue justa, y en el posterior libre directo, el propio Olavide la clavó al palo corto del portero local. Por si esto fuera poco castigo para los de Terrazas, en el minuto 25 de partido, Maikel Mesa se sacó un zapatazo de la chistera desde más de 35 metros para anotar un auténtico golazo y dejar una ventaja de dos tantos al descanso.

Terrazas intentó el más difícil todavía dejando en el vestuario a Sangalli y Abdón Prats para dar entrada a Lago Junior y Álex García. Pero fueron dos jugadores que ya estaban en el campo los que llevaron la esperanza a la afición rojilla. El canterano Eric, muy activo durante todo el partido, ganó línea de fondo, y puso un centro templado y medido entre los dos centrales para que Néstor Salinas, totalmente solo, cabeceara picado al fondo de la portería defendida por Mario.

Quedaba mucho tiempo por delante y el Mirandés se veía dentro del partido a pesar de estar en inferioridad numérica. Y pudo hacer la igualada si Álex García hubiese conectado con su pierna derecha totalmente solo en el área pequeña tras un pase de Néstor Salinas. Aun restaban veinte minutos y el Mirandés apretó ante la desesperación de Enrique Martín en el banquillo de Osasuna. Carnicer, recién incorporado obligó a Mario a rozar con la yema de los dedos un libre directo. Los de Terrazas embotellaron y se volcaron en el área de los navarros, pero la falta de definición en el último pase evitaba que el Mirandés creara ocasiones claras. Los minutos finales se convirtieron en un querer y no poder, ante un Osasuna que se defendió como gato panza arriba.