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ATHLETIC

Amorrortu fue un recurso y está ante su gran reto en Bilbao

El plan de técnicos en Lezama se ha hecho a toda mecha, apoyado en alumnos de Kirolene, donde el profesor clave es el destituido Melgosa.

BilbaoActualizado a
Amorrortu y Larrazabal en el aeropuerto Bielorrusia tras un partido de Champions
JUAN FLORDIARIO AS

La segunda etapa de Amorrortu al mando de Lezama ha llegado como un recurso de la junta al no encontrar un sustituto convincente para Larrazabal. El plan de técnicos se ha hecho a toda mecha, apoyado en alumnos de Kirolene, donde el profesor clave es el destituido Melgosa.

Jose Mari Amorrortu está ante el reto más importante de su carrera: la dimensión de la revolución que ha montado en Lezama le va a obligar a dar lo mejor de sí mismo con 61 años. Se examinará con lupa la progresión de la cantera. En realidad, ha vuelto al poder porque Josu Urrutia no ha encontrado un perfil superior, de su gusto. Se entrega a un notable profesional, a un gran conocedor de la formación, pero al que curiosamente había enterrado en vida hace dos años. Muy difícil de explicar.

Sin el paraguas de Amorrortu y por discrepancias se fueron muy lejos técnicos a los que les van bien las cosas, como Vicen Gómez, que colabora en el primer equipo del Dinamo de Kiev (campéon de Liga y Copa en Ucrania), su metodólogo, Edorta Murua, y Jonathan Cabanelas (integrados en la Universidad de Chile han quedado campeones en Sub-15, Sub-16 y Sub-17). Y lo que más le dolió en el alma es que el año anterior saliese del Athletic Unai Melgosa con el despido bajo el brazo y la indemnización de un año. Larrazabal y sus apoyos no compartían sus métodos extremos al exprimir a los chavales, muy del gusto de la psicológa, María Ruiz de Oña, a quien Urrutia estuvo a punto de destituir y es uno de las grandes apoyos de Amorrortu.

Precisamente, la sombra de Melgosa, que en su día hizo las maletas para ayudar a Julen Guerrero en el Málaga cuando estaba fuera de Lezama, se nota a la legua en el nuevo plan de Amorrortu. Es profesor en Kirolene, un centro del Gobierno Vasco que ha servido como plataforma para sacar el carnet a varios de los nuevos técnicos, como Jon Solaun, Aritz Solabarrieta, Ander Alaña y Txema Añibarro. Sólo el primero de ellos tiene experiencia en los banquillos, en el Santutxu y Barakaldo.

Hay por tanto una labor que hacer en Lezama: formar chavales y también entrenadores. En realidad, al otra vez coordinador de cantera lo que le gusta es llevar la voz cantante en todo, revisar que los equipos jueguen siempre bajo el mismo patrón y hasta dejar su sello en las alineaciones. El papel de su hombre fuerte, José Manuel Sevillano, al que trajo del Atlético, será clave para Amorrortu.

El nuevo plan del club se ha tejido en tiempo récord. Hasta el punto de que otros entrenadores que gustaban no han venido por haberse comprometido con sus clubes e incluso alguno de los integrantes del organigrama ni siquiera tenía relación con el responsable hasta hace escasos días. Había que marcar un antes y un después inmediato, poner el sello Amorrortu.

URRUTIA, QUE VISITÓ AL FILIAL AYER, NO ESPERABA UN VOLCÁN

Josu Urrutia siempre ha sido partidario de tomar las medidas que haga falta en el Athletic, por impopulares que sean. Ha buscado una transición con Amorrortu y se ha encontrado un volcán con el que no contaba. ¿Se esperaba que pasar de un tango a una jota y de la jota a un tango apenas se notaría? Una vez más, la falta de comunicación, en este caso con un amigo como Larrazabal, le ha jugado una mala pasada. Sabía que Aitor prepararía una propuesta de organigrama. La leyó y sabiendo que Amorrortu había cambiado la partitura fue incapaz de llamar al de Loiu. Incomprensible. Supongo que el comunicado de este lo tendrá clavado en el corazón.

No se trata de hacer distingos, pero otro ex león de los que más partidos han jugado en la historia, Joseba Etxeberria, se enteró de que no entrenaría a un equipo por Valverde. Inadmisible. Son heridas que se acumulan, raspan y raspan la piel, hasta pinchar el hueso. Lezama siempre ha importado a Urrutia. Fue su segunda casa. Pero no sé si ha estado suficientemente encima de ella. O no sabe lo que quiere. Al menos, ayer se acercó a ver el entrenamiento del Bilbao Athletic. Imagino que sacaría un momento para charlar con Ziganda, que debe de estar atónito.