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ESPAÑA 2 - COSTA RICA 1

Con Silva salió el sol en España

España le hizo dos goles a Costa Rica con los meritorios pero sólo lució con el canario y Cazorla. Nueva pitada para Piqué, que se rompió, aunque acabó el partido. Keylor Navas aminoró el triunfo de la Roja.

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Con Silva salió el sol en España
ATLAS

Era un partido a los postres, con la Selección en chanclas y entre la pereza lógica de una temporada que debe abrocharse en Bielorrusia, en partido con cierto peligro. Y lo salvó España a los puntos, con el esmero y el arte de Silva y Cazorla, con cierta viveza en ataque y algún sobresalto atrás. También frente a un Keylor felino, que no quiere ser tercer plato, y con la segunda ración de abucheos a Piqué (que se rompió en un arranque de furia aunque acabó el duelo), esta vez con la réplica de algunos apoyos. El Madrid-Barça invadiendo el teatro nacional por encima del bien común. Resultó desagradable.

Con los que empezaron en León habremos de sobrevivir en el próximo lustro, pero su momento aún no ha llegado. Del Bosque pretende que vayan haciéndose, para separar el trigo de la paja, el de largo alcance del que está de paso. Hay de lo uno y de lo otro. Pero la lectura de los clásicos aún es mejor.

Con Cesc y Koke como consejo de administración, el técnico armó un equipo de estreno. Juntó a ocho futbolistas con menos de cinco partidos con la Roja y que se encontraron con la bofetada del gol de Venegas, a los cuatro minutos, en el primer asalto costarricense.  Fusilaron a De Gea, que compartía con Casillas y Keylor Navas la escena del crimen. Un debate en blanco sobre rojo. Y asomó la preocupación en un equipo al que le cuesta recuperar el afecto de la afición y que se medía a la mejor selección de la Concacaf, ranking FIFA mediante, que está ante el ensayo general para la Copa de Oro y que se protegía con una legítima defensa de cinco. Una inteligente maniobra de Cesc que puso a Alcácer frente a Keylor Navas aclaró las tinieblas y el encuentro.

Los recién llegados fueron herederos del gusto por la pelota, pero el brillo fue otra cosa. Aleix Vidal, novillero, tuvo más profundidad por la derecha que Nolito por la izquierda. Alcácer fue fiel a su retrato, con pocas apariciones pero decisivas. A San José, centrocampista ancla, le faltó empuje, quizá por el efecto recuerdo de sus tiempos de central, quizá por falta de soltura en la Roja. Bernat estuvo emprendedor pero aún no es Jordi Alba y a Carvajal se le recuerdan partidos más atrevidos que el de León. Bartra y Sergio Ramos anduvieron eficaces ante el alboroto solitario de Campbell.

Así, al trantrán, España fue adormeciendo a una Costa Rica con buena colocación y sin ninguna gracia y acabó remontando con un tanto de fortuna de Cesc, al que le cayó del cielo un remate mordido de Nolito.

Cuando llegaron al partido Silva y Cazorla ya no tuvo Costa Rica donde esconderse. O para ser exactos se escondió tras Keylor, aquel titán del Mundial que les llevó tan lejos. Salvó un balazo de Sergio Ramos y otro de Cazorla en medio de aquel baile de los bajitos de oro (¡cuánto se echa de menos a Iniesta!). Fue un asedio de manual, con toque, aprovechamiento del espacio y una cadena de ocasiones perdidas. Faltó el gol. Y sobró la tunda a Piqué.