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ZARAGOZA 0 - MIRANDÉS 1

Gatillazo en una noche aciaga

El Zaragoza fue incapaz de dar respuesta al gol de Urko Vera. El Mirandés ganó en La Romareda y prácticamente asegura su permanencia y complica la vida al Real Zaragoza.

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Gatillazo en una noche aciaga

La promoción se complica. El Zaragoza dio el gatillazo frente al Mirandés en La Romareda y tendrá que sudar tinta china para acabar el campeonato en la sexta posición. Perdieron la Ponferradina y el Alavés, pero el equipo de Popovic, con todo a su favor, falló el día en el que se jugaba medio billete para el playoff y dejó unas sensaciones horribles. Su partido fue un espanto, un completo espanto, y los tres puntos volaron entre la desesperación del público.

Sin Jaime y Pedro, quizá sus dos únicos jugadores con desborde, Popovic recompuso la alineación ubicando a Javi Álamo, Ruiz de Galarreta y Natxo Insa en la media punta, una línea de circunstancias, espesa en la construcción y en la intención, que nunca pudo romper el orden y la presión del Mirandés. Para colmo, a la que el equipo de Terrazas se encontró con una oportunidad le metió un caballo de Troya al Zaragoza. Una pérdida de Ruiz de Galarreta ante Rúper a diez metros de la frontal del área desembocó en un golpe franco indirecto que sacó Carnicer y cabeceó certero el cazagoles Urko Vera aprovechando un error garrafal de Mario al tirar el fuera de juego. 0-1 a los 19 minutos y el reloj ya volando para el equipo aragonés.

Borja Bastón tuvo el empate en sus botas cinco minutos después, pero Razak se mostró muy seguro debajo de los palos. Pasada la media hora, Insa no llegó por centímetros a un centro de Borja Bastón, en la acción que abrió un periodo de cierta ofensiva de un enrabietado Zaragoza, en el que cabe incluir un disparo envenenado de Rico en lejanísimo libre indirecto, la clásica jugada trompicada de Álamo —tan voluntarioso y desacertado como siempre—, y poco más...

En vista de que nada cambiaba tras el descanso, Popovic se la jugó enseguida con Eldin, falto de ritmo tras dos meses en el dique seco, pero con una calidad técnica indiscutible, y a los pocos minutos, en una quema definitiva de las naves, Willian José relevó a Rubén. Es decir, un delantero centro por un defensa central, jugándose el todo por el todo.

El Zaragoza, con las prisas en el cuerpo y la adversidad del marcador, achuchó con más corazón que fútbol, pero sus intentonas, como en la primera parte, fueron escasas y muy espaciadas frente a un Mirandés que no se descompuso nunca y que no dio una sola facilidad. Entre las mejores oportunidades, un remate alto de Borja Bastón en escorzo, un centro de Eldin desde la izquierda que estuvo a punto de mandar a su propia portería César Caneda, un remate flojísimo de Javi Álamo con todo a su favor dentro del área a doce minutos del final... Y, por supuesto, el mano a mano de Eldin con Razak en el 85’que acabó en las manos del guardameta ghanés.

La victoria se le escapó al Zaragoza precisamente la noche en la que no podía fallar. Y todo se ha puesto ya muchísimo más difícil.