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BETIS 5 - LUGO 1

El Betis aplasta al Lugo y toca el ascenso con los dedos

Goleó al Lugo y si gana en El Sardinero y pierde el Girona será matemáticamente equipo de Primera. El Lugo se disolvió tras hacer una gran primera mitad.

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El Betis aplasta al Lugo y toca el ascenso con los dedos
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Toca con los dedos el ascenso el Betis y, por primera vez, tiene posibilidades matemáticas de lograrlo en el partido que viene, en Santander ante el Racing, tras derrotar al Lugo con una goleada engañosa por el discurrir de un partido que, tal vez, los verdiblancos dejaron en madurar en busca de la ayuda de los elementos: se jugó bajo un calor asfixiante, indigno de un partido de fútbol profesional. Mientras le duró el fuelle, el Lugo bordó una magnífica primera mitad de la que, a pesar de su buen juego, salió perdiendo. Los de Setién deberán seguir buscando la salvación numérica.

Corren malos tiempos para la poesía y buenos para el aquí te pillo, aquí te mato. Nada o poco pueden hacer equipos de mucho toque y poco presupuesto contra un mastodonte que posee, juntos, a los dos mejores delanteros de la categoría. Lejos de marchitarse con los años, Jorge Molina y Rubén Castro ya han logrado igualar los 45 goles que sumaron en el último o casi ya penúltimo ascenso del Betis, el de la 10-11. Los mismos tantos son los que lleva todo el Lugo junto. Y eso que en el 32' Peña logró batir a Adán e igualar, momentáneamente, el 1-0 (16') logrado por un hombre para que el que parecía destinada la gloria de los números: Rubén. 200 partidos cumplía el canario y lo celebró alcanzando los 28 tantos, su mejor marca liguera; al mismo tiempo que superaba el oscuro récord de un delantero bético de los 40, Paquirri, al que cual Chitalu los historiadores han adjudicado 109 goles entre campeonatos nacionales, andaluces y hasta locales. Se acabaron las polémicas artificiales: Rubén lleva ya 111.

Antes, después e incluso un poco más tarde del primer tanto del canario había dominado casi siempre el Lugo de Setién. Una oda al fútbol de toque, de valentía, pero que se disuelve como un azucarillo en los lugares donde el fútbol vale de verdad dinero: arriba y atrás. Un fallo clamoroso de José Juan ante N'Diaye provocó que el Betis, que nunca había tenido la posesión y, en la primera mitad, no demasiadas ocasiones, se marchase al descanso por delante en el marcador, gracias al 2-1 (41') de su otro crack, Jorge Molina.

Quién sabe si por su propio desánimo o por el calor infernal que convertía cada minuto en una roca, el equipo gallego que saltó al campo en la segunda mitad parecía otro o más bien, esta vez, una banda. Fue el Betis el que se dedicó a abusar de él. Mientras Rubén y Molina acumulaban ocasiones amplió el marcador Molinero (3-1, 49'). No demasiado después, Castro ponía otra pica de récord en su magnífica carrera como jugador bético y el 4-1 para que casi todo el mundo levantase la bandera blanca, tregua que sólo traspasó Rennella con el 5-1, al final. Cómo debía de subir la flama en Heliópolis para que Mel decidiera prescindir de sus dos grandes estrellas. Pensaba seguramente en el que puede ser alirón matemático, el jueves: si gana en El Sardinero y pierde el Girona, el equipo verdiblanco estará de nuevo en Primera División.