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MARIO VAQUERIZO

“Yo soy del Atleti, como Alaska, pero no puedo explicar porqué”

La vida de Mario Vaquerizo es un trajín, la chistera de un mago loco tocado por la gracia. En Las Estaciones de Juan entrega su alma al periodista con la inocencia de un niño.

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“Yo soy del Atleti, como Alaska, pero no puedo explicar porqué”

—Si le parece empezamos hablando de fútbol, porque usted ha sido portero.

—Sí, portero. Me llamaban El Salinas porque era imprevisible bajo los palos. Me metían los goles más tontos y paraba los más increíbles. El fútbol ha estado siempre muy presente en mi vida porque mi padre es muy futbolero y madridista, además de aficionado a los toros. Y mi tío Pedrito es del Atleti. Mi padre me veía un poco extraño y no entendía muy bien por qué no jugaba más al fútbol, así que en mis veranos de Cambrils me inicié jugando al fútbol sala de portero, y no me preguntes la razón. Sí, recuerdo que me lo pasaba muy bien porque me subía la adrenalina por todo el cuerpo.

—¿Y qué tal espectador de fútbol es?

—Bastante peor, porque a mí me gusta más practicar las cosas que sólo verlas. Pero si hay algún partido importante ahí estamos Olvi, mi mujer, Olvido Alaska, y yo ante la tele. El Atleti es nuestro equipo y, también, La Roja. En Londres nos sorprendió el Mundial 2010 grabando con Fangoria. Y ya ves, teniendo tantas cosas que ver y comprar en Londres, nos íbamos Olvido, Nacho Canut y yo a ver los partidos de España como un hincha acalorado.

—¿Es del Atleti por decisión propia o por seguir los sentimientos de su mujer, Olvido Alaska?

—Soy del Atleti porque sí, y mi mujer no tiene nada que ver en esto. No sé, es como si te gustan las tetas o no te gustan, tú no lo puedes razonar. Pero a mí me pone más el Atleti, ya ves. Además, haciendo un anuncio de cerveza coincidí con Koke y me cayó fenomenal el muchacho, y también su mánager, que es de Carabanchel.

—Ahí también estaban Casillas e Isco.

—¿Isco has dicho? ¡Ahh, pues yo le llamaba Chisco!, pobre. Eran todos supersimpáticos. Fue un rodaje magnífico porque yo no hacía nada más que beber cerveza y reírme y, encima, me pagaban una pasta. Y a Olvido, también.

—¿Qué tal se portaron las figuras del balón?

—Muy bien, aunque es verdad que al principio se les veía con precauciones porque no tenían muy claro por dónde iba a salir yo. Me acuerdo que les decía que los futbolistas eran como mariquitas inquietas, que estaban todo el día detrás de una pelota, y se tronchaban. Y, claro, soy del Atleti, pero me caen muy bien Iker y también el Chisco este, digo Isco. Además, con Sara Carbonero me llevó fenomenal porque somos compañeros en Tele 5 y es muy educada siempre conmigo. La putada es que no haya dos primeros premios en la Liga, uno para el Atleti y otro para el Madrid.

—¿Quién es el futbolista que más le seduce?

—Pufff!, a ver, a mí me gustaba mucho este rubio… el alemán… Schuster, ese, que salió desnudo en la revista Sal y Pimienta cambiándose de ropa. Pero, mmmm, yo me quedaría con Iker Casillas, me parece un gran tipo. Es portero y eso no es fácil, tienes un papel muy chungo, yo sé de eso. Además, me parece un chico hecho a sí mismo. De Móstoles al cielo.

—¿Lamenta que persista ese tabú sexual sobre el mundo del fútbol que impide a los futbolistas gay ‘salir de la taquilla’?

—Bueno, ¿es verdad que hay futbolistas gays, o no? No sé, vosotros sabréis más de esto. Sí, me imagino que también habrá gays en el fútbol, y me parece muy triste que no puedan mostrarse tal como son. Creo que en el momento que alguien importante desvele esa condición sexual abrirá la puerta a todos los demás. Tiene que ser muy incómodo no poder mostrarte como eres en tu ambiente de trabajo. Además, también hay que contar con la gente, la calle, esas aficiones tan singulares y, muchos de ellos, tan talibanes. A mí me parece increíble que ocurran estas cosas porque yo estoy en un mundo en el que ser maricón no es una excepción sino todo lo contrario. El raro es el hetero.

—¿Y cómo ve a los futbolistas en el papel de modelos e iconos sexuales?

—Me hace mucha gracia que hagan cosas raras como depilarse las cejas, el pecho y cosas así, unos cuidados corporales que no me cuadran mucho, pero en fin. Quizá sea bueno porque están normalizando unos hábitos que antes correspondían a círculos más cerrados.

—De Nancys Rubias a Los Ramonsters. Se ha metido en la piel de Joey Ramone con arte y sin complejos, ¿qué cree que pensaría el rockero neoyorkino si levantara la cabeza?

—Espero que entienda que es una obra que hacemos con respeto y mucho cariño. Supongo que Los Ramones, que eran tan singulares y bastante vanidosos, disfrutarían viendo este tributo que les hacemos. Además, hemos traducido al castellano todas sus letras y eso le añade al asunto un punto más castizo y simpático. Por otra parte, para mí es una ilusión muy grande hacer esto porque mi mujer, Olvido Alaska, ha estado siempre enamorada de ese grupo. Yo quiero ser el Joey Ramone de Olvido.

—Usted borda en escena el papel de Joey, ¿le ha costado mucho interpretarlo?

—No mucho, porque Los Ramones forman parte de mi vida. Son mi banda sonora desde que tenía 18 años. Es verdad que he tenido que contenerme mucho porque Mario Vaquerizo es más cabra loca sobre un escenario de lo que era Joey, mucho más hierático. Con Nancys Rubias soy otro personaje más desmelenado.

—¿Los Ramonster de qué equipo son?

—Yo creo que del Real Madrid porque el padre del gran Manolo UVI, uno de los fundadores del grupo, era Pantaleón, un futbolista que jugó en el glorioso equipo del Madrid en la época de Di Stéfano y ganó la quinta Copa de Europa. Y mi amigo Arakis es hijo de Araquistain y mi amiga Belén, hija de Zárraga, con eso te lo digo todo. Bueno, Mario Ramonster sería del Atleti, pero Los Ramonster, como grupo, del Madrid.

—Usted no se corta con nada, permitió que las cámaras entraran en su vida con el reality de MTV ‘Alaska y Mario’, por falta de pudor que no sea.

—Ocurre una cosa, yo no siento que me esté desnudando, yo me estoy mostrando tal y como soy, y Olvido, también. No me desnudo más que los que están todo el día en Facebook o en Instagram contando lo que hacen cada minuto. Para mí ese programa es fantástico, me he encontrado muy bien, ha tenido gran éxito y, además, me pagan bien por ello. Yo estoy muy seguro, tengo ya 40 años y con esta edad ya vas teniendo muy claro de dónde vienes y hacia dónde vas. Procuro hacer en todo momento lo que me apetece.

—Y dejó de ser el “chico de..”, el mánager de Elsa Pataky o de Leonor Watling, el marido de Alaska… etc, para convertirse en Mario Vaquerizo, estrella de España.

—Pues sí, la gente me ha descubierto. A algunos les caigo fenomenal y a otros les parezco lo peor. Pero a mí no me importa porque yo tengo muy claro lo que soy. Y para exponerse de esa manera tienes que ser muy profesional y estar dispuesto a que te digan guapo o que te llamen mamarracho y maricón, como me dice mucha gente.

—¿Usted es tal y como se le ve o finge mucho en la tele?

—No finjo nada. Los menos sorprendidos al verme en la tele son mis mejores amigos, los que me conocen de verdad. Y lo que más ilusión me hace es gustarles tanto a las señoras mayores.

—¿Le molesta que le llamen friki?

—Me da igual. Yo sé quién soy. Y me hace gracia que muchos se sorprendan por lo disciplinado y profesional que soy con mi trabajo. A mí me gusta estar de buen rollo y eso no significa que esté loco.

—¿Haciendo deporte también es tan aplicado?

—Pues mira, me levanto a las seis de la mañana todos los días para ir al gimnasio. Por fin he encontrado mi gimnasio ideal y el mejor preparador. Llevo seis años yendo todos los días al gimnasio a las siete de la mañana. Me despierto una hora antes, me tomo un café con un poquito de leche, me pongo el chándal y me voy al gimnasio. Allí hago mucho cardio y repeticiones con poco peso porque yo no quiero ser “musculoca”. Y después, a trabajar todo el día.

—Qué vida tan ordenada, ¡quien lo diría!

—Tiene que ser así, aunque eso no implica que alguna vez esté con mis amigos toda una noche de borrachera. Pero eso no ocurre tan a menudo. Todas las noches ceno con la Olvi a las 21:30, vemos American Horror History, o Supervivientes y a las once y pico estamos en la cama. Así es. Muchas veces nos movemos por los estereotipos y eso del “Sexo, drogas y rock and roll” está ya muy pasado. Además, muchos artistas arrastran una fama de alcohólicos o drogadictos que no se corresponde con la realidad porque, de otra manera, no podrían haber creado cosas tan sensacionales.

—Usted se ha definido como bisexual teórico, explique eso.

—Pues mira cuando yo veo a un tío guapo no me importa decirlo. Y yo me preguntaba, ¿me estará gustando? a ver si ahora con 40 años voy a ser maricón. Se lo decía a Olvi: “Mira cariño, yo no sé si ese tío me gusta como para irme a la cama con él”. Y me decía Olvi: “Esto lo tienes muy fácil, tú piensa que estás en la cama con ese tío, si sientes una erección es que te mola y si no, no”. Y bueno, no sentía erecciones. Yo, la bisexualidad la veo como la mejor opción, pero eso te tiene que surgir. Pero a mí no me ha pasado, y mira que he tenido oportunidades. Si me gusta un tío guapo es por cuestión estética, pero nada más.

—¿La religión le pesa mucho, teniendo en cuenta que en su mesilla de noche tiene un Sagrado Corazón, la Virgen de Fátima, un rosario y no sé qué cosas más?

—Sí, es la mesilla de una folclórica, que es lo que soy. Y tengo esas cosas porque me dan mucha tranquilidad. Yo no soy dogmático, pero rezar e ir a misa me da mucha tranquilidad. Yo hago mis oraciones a mi manera. Lo hago todas las noches y me siento muy protegido.

—¿Reza por el Atleti?

—No, para qué te voy a engañar. Rezo por que me vaya bien a mí y a mi familia.