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ALEMANIA

Javi Martínez: “Durante esta lesión aprendí a ser paciente”

Javi Martínez (Ayegui, 1988) regresa en el tramo final de la temporada con la intención de sumar y habiendo madurado como futbolista y como persona en los momentos más duros.

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Javi Martínez: “Durante esta lesión aprendí a ser paciente”

—Se llegó a hablar de hasta un año apartado de los terrenos de juego sin jugar...

—En Estados Unidos me dijeron que no pensase que iba a volver antes de la temporada que viene. Fue une lesión muy fea y difícil de recuperar. Me dijeron que no tuviera esperanzas de volver este año, por eso estoy muy contento por cómo me han ido las cosas.

—Se llegó a romper la rodilla entera.

—Ligamento externo, ligamento cruzado, el menisco se desplazó totalmente, luego un músculo y otro tendón. Fue muy duro, pero con buenos profesionales y buen trabajo se recupera todo.

—¿Recuerda aquella escena contra el Dortmund?

—Le doy mil vueltas. A veces pienso lo que habría pasado si no hubiera ido a por la pelota. Pero al final es fútbol y si te tiene que pasar, te pasa. Hay que aceptarlo. Los futbolistas corremos ese riesgo. Si fuera carnicero como mi madre, en vez de romperme el cruzado hubiese perdido un dedo o dos. Gajes del oficio.

—¿Supo al instante el alcance de la lesión?

—No tenía ni idea porque nunca había tenido una lesión tan grave antes. No tenía ni idea. Pero por la cara que me pusieron los doctores al moverme la pierna vi que no era nada bueno. Luego me llevaron al vestuario y me dijeron que sospechaban que me había roto el cruzado. Al día siguiente me lo confirmaron.

—¿Qué se le pasó por la cabeza en ese momento?

—Lo llevé bastante bien dentro de lo que cabe. Es un palo muy grande, pero me apoyó mucha gente querida. Lo más duro no es el inicio, sino cuando llevas dos o tres meses y parece que avanzas. Pero el trabajo con todos fue genial, tengo que agradecérselo.

—¿Pasó por momentos de resignación?

—Creo que sí. Te resignas a lo que tienes y lo aceptas. Tuve la suerte de vivir momentos increíbles e inolvidables y no todo iba a ser así. A veces hay que tener momentos malos para saber valorar los buenos.

—¿Cuál fue el peor momento de la lesión?

—La operación no fue muy dura porque estuve cuatro horas en quirófano y los días siguientes estaba como grogui. Cuando estás con las muletas te sientes inútil, porque tienes que estar en casa y no puedes hacer nada. Pero fui fuerte psicológicamente y tuve a mis amigos en todo momento aquí en Múnich, lo que hizo la cosa más llevadera.

—¿Considera que la lesión fue la prueba más dura de su vida?

—Creo que sí, la más dura seguro. Pero yo soy una persona que lucha al máximo cuando se pone un reto. Esta vez fue recuperarme y estar lo antes posible y creo que lo he cumplido.

—¿Alguien que le haya ayudado especialmente durante este periodo?

—La familia y los amigos fueron básicos, sin ellos no lo podría haber hecho. Mi madre y mi padre estaban viendo el partido en Dortmund cuando me lesioné. Mi madre, mi hermano y mis amigos vinieron conmigo a Colorado cuando me operé y fueron el apoyo perfecto.

—¿También pasó por casa?

—Las mejores curas no eran las de fisioterapeuta, las hacía mi madre (risas). Se le veía muchísimo más preocupada que a mí, porque soy su hijo y es lógico. Mis padres lo pasaron muy mal y también tengo ganas de volver a jugar para que vuelvan a estar felices.

—¿Cómo fue su día a día durante la lesión?

—Estuve un mes y medio con una máquina para coger movilidad en la rodilla. Dejas la pierna muerta y la máquina la dobla y la estira. Así tuve que estar hasta cuatro horas al día. Casi le sacamos fuego a la Play y a la televisión (risas). A partir del segundo mes puedes caminar y el fisio te hace movilidad manual. Pasé tanto tiempo con los fisios que incluso les llegué a poner motes a todos. A uno le puse playmobil, por el pelo (risas).

—¿Qué le ha supuesto esta lesión?

—Siempre que tuve lesiones nunca les hice demasiado caso a los médicos. Iba a mi bola y hacía las cosas que quería, pero con esta lesión tuve que seguir todos los pasos. En cuanto hacía algo que no debía lo notaba en la rodilla. He aprendido a ser paciente.

—¿Existe riesgo de recaída?

—Siempre. Todos los cruzados tardan 18 meses para volver a estar completamente fijados, eso fue lo que me dijo el doctor que me operó en Estados Unidos. Ojalá no haya sustos.

—¿Echa de menos La Roja?

—Mucho. La Roja fue muy importante y me siento orgulloso de haber estado en 2010. Intentar volver es otro objetivo que me pongo. Es algo muy bonito y quiero volver a vivirlo.

—¿Habló con Del Bosque?

—Recientemente no, pero sí que estuve hablando con todos cuando me lesioné y recibí mucho apoyo. Me dijeron que me recuperase pronto.