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Atlético - Real Madrid

El Real Madrid confía en su historia y el Atlético en su racha

Simeone duda entre Tiago o Saúl en el mediocampo. Ancelotti insiste en el 4-3-3 con Bale aplicado en defensa. El Cholo tiene como objetivo prioritario no recibir ni un solo gol.

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El Real Madrid confía en su historia y el Atlético en su racha
AStv

Dice Gabi que esto no parece la Champions y tiene mucha razón. La Champions exige un rival extranjero, del que no se sepa todo y al que, a ser posible, no se le entienda nada. Un adversario malhumorado y preferiblemente altivo. Un viaje de conquista o una invasión forastera. La Champions (sigue en directo el partido en AS.com), en su fase eliminatoria, sigue una liturgia que resulta fundamental porque nos prepara, durante días, para el gran partido, para la mejor noche en años hasta que llegue la siguiente.

El Atlético se concentró anoche en el hotel Monte Real, algo habitual en el equipo rojiblanco. Simeone llamó a toda la plantilla. Raúl García recibió el alta y también fue con el equipo. Por su parte, Ancelotti también concentró a todos. Lo hizo a las 20:30h. en Valdebebas.
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El Atlético se concentró anoche en el hotel Monte Real, algo habitual en el equipo rojiblanco. Simeone llamó a toda la plantilla. Raúl García recibió el alta y también fue con el equipo. Por su parte, Ancelotti también concentró a todos. Lo hizo a las 20:30h. en Valdebebas.Chema Díaz

El primer pecado de un derbi madrileño en cuartos de final es saltarse la tradición. Ayer en la Plaza Mayor no había hombretones rosados vestidos con la misma camiseta, ni banderas al viento, ni se escucharon canciones a coro. Nada alteró el índice de japoneses por kilómetro cuadrado y nada afectó a las reservas de cerveza de la capital. Ayer en el aire de Madrid había más polen que emoción.

El siguiente pecado del derbi madrileño es que nos niega el misterio. Atlético y Real se conocen al detalle. Entre la pasada temporada y la presente ambos equipos han disputado once partidos, de todos los tipos y colores, incluida una final de Champions. Aquello fue genuino porque esperaba el trofeo y porque se jugó en Lisboa; el componente extranjero que define la competición estaba a salvo. Hoy habrá que conformarse con un árbitro serbio.

En este peculiar ambiente, lo más probable es que las aficiones respectivas tomen verdadera conciencia del partido pocas horas antes del comienzo, al salir del trabajo, en los aledaños del estadio o ya en casa, al preparar los aperitivos. La clave es cuándo lo harán los jugadores, en qué momento entenderán la diferencia con otros derbis.

No será sencillo el cambio de mentalidad. El equipo de Ancelotti, que se ejercitó por la mañana en Valdebebas, prefirió no entrenarse por la tarde en el Calderón, otra costumbre rota. El hecho no tendría mayor importancia si no fuera porque la ventaja inicial del Madrid se establece en su identificación histórica con el torneo. Desde ese punto de vista, el entrenador no sólo debería haber entrenado en campo enemigo, sino que tendría que tener martirizados los tímpanos de sus jugadores con el himno de la Champions. Cualquier cosa para hacerles entender y recordar.

El Atlético, entretanto, se encomienda a todo lo que no es Copa de Europa; su confianza se basa en los seis derbis que encadena sin triunfos del Madrid (cuatro victorias y dos empates), todos los que han seguido a la final de Lisboa. Es tan lógico pensar que esa racha indica un cambio de tendencia como advertir que hoy nos encontramos en una competición distinta.

El desafío de Ancelotti será corregir esa deriva perdedora sin alterar su sistema. Así lo apuntó en conferencia de prensa: “Si Simeone pone ocho centrocampistas, yo no pondré nueve”. Es decir, cree posible que Bale sea obrero en defensa y figura en ataque, como en la primera mitad del Camp Nou, como si el acertijo se pudiera resolver sin mover ninguna pieza, susurrando al alfil.

El Cholo habrá celebrado las declaraciones de su colega y estará tentado de alinear ocho medios. No lo hará. Ayer entrenó a puerta cerrada con Arda, Koke, Mario Suárez y un jugador más que no quedó claro, quizá Tiago o tal vez Saúl (revelación del 4-0). Tener apercibidos a Gabi y Mario le impide alinearlos juntos porque no quiere quedarse sin pivotes en el Bernabéu. Todo esto sin descartar una sorpresa. El Cholo siempre prepara alguna cuando el Real Madrid asoma por el horizonte.

Plan. Cuentan que Simeone fijará como objetivo primordial no recibir goles y que el empate a cero lo vería con buenos ojos. En ese ideal cholista, la eliminatoria quedaría a expensas del balón parado, el recurso que utilizaría Godín para rendir homenaje a su compatriota Eduardo Galeano.

El plan es respetable y la dedicatoria oportuna, pero cuesta imaginar que Cristiano, en su momento actual, salga de un partido tan importante sin marcar un gol o sin propiciar alguno. No estamos ante el lánguido Madrid de enero y febrero. El regreso de Modric y James le ha dado al equipo la viveza que le faltaba, a costa de Isco, eso sí, que empezará en el banquillo.

Para el Madrid, la eliminatoria tiene 180 minutos por delante y 93 por detrás. Para el Atleti es la continuación de una historia que comenzó hace seis partidos. Quien tenga éxito tendrá razón.