NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Villarreal 0 - Espanyol 3

Caicedo deprime a un Villarreal fundido y tranquiliza al Espanyol

Dos goles del ecuatoriano devuelven la paz a un gran Espanyol y hurgan en la herida del Submarino, que lleva seis partidos seguidos sin ganar.

Actualizado a
Caicedo deprime a un Villarreal fundido y tranquiliza al Espanyol
CANAL+

Visto lo visto, parece mentira que al Espanyol le cuestione su afición y que el Villarreal continúe sexto. Ni uno ni otro fueron lo que parecen. El equipo de Sergio González dio un paso al frente entre un mar de críticas y ganó en El Madrigal con un partido inteligente y dos apariciones de Caicedo. El de Marcelino, por su parte, sigue con su caída libre debido al peso que tienen los ausentes y a la falta de chispa que le catapultó en 2014 y que no ha podido mantener tras 50 partidos (es el equipo español que más ha jugado).

El Villarreal ni tiró a portería en la primera mitad. Volvió a echar en falta alguien entre líneas, voluntarios para desbordar y balas al espacio. Si Bruno y Cheryshev son importantes cuando juegan, son determinantes cuando faltan. Todo el peligro lo llevó el Espanyol, fruto de su orden, pausa y calidad. Víctor Álvarez avisó en el 17’ de cabeza tras un centro perfecto de Sergio García. Pero Asenjo respondió con los reflejos que le han llevado a la Selección. Era la antesala de lo que llegó: el gol. Lucas sacó una falta envenenada desde el costado izquierdo que pegó en el larguero. El rebote cayó entre dos aguas. Duarte estuvo más rápido que nadie en la reacción. Remató como pudo y sin dirección, pero encontró por el camino a Caicedo, que casi sin querer metió el balón en la portería con su muslo mientras Víctor Ruiz miraba. Era justo. El Espanyol mandaba.

La charla de Marcelino en el descanso debió ser contundente. El Villarreal reapareció siendo otro. Más rápido y enfadado. El resultado fue que en dos minutos llegaron dos ocasiones. Una de Trigueros, la mejor; y otra de Víctor Ruiz. El Espanyol pasó de mandar a ordenar. Pero el nuevo panorama duró poco. El Espanyol pudo encontrarse con un penalti por un derribo claro e involuntario de Víctor Ruiz a Sergio García. El Villarreal tenía más el balón pero aportaba las mismas soluciones. Ni los cambios le dieron aire y claridad. El Espanyol halló entonces otra vez a Caicedo en el área. Controló un balón de espaldas servido por Sergio García, cómo no. El ariete rompió la cadera a su marcador y fusiló a Asenjo. El Villarreal estaba muerto. Y su afición malhumorada. Más aún con la sentencia originada en las botas del de siempre, Sergio García, y finalizada por Víctor Sánchez tras un rechace. El Espanyol encontraba así la paz esfumada, traspasando la depresión al Mediterráneo.