Bacca, 17 goles ya, y Banega lideran a un Sevilla demoledor

Una ola de optimismo mueve al Sevilla, que se cree capaz de todo y se quitó de un manotazo al Athletic en veinte minutos exhibiendo músculo (Iborra, Krychowiak), creatividad (Banega), velocidad (Aleix y Vitolo) y gol en Bacca, que marcó su tanto número 17, los mismos que Neymar. Tremenda cifra. El triunfo le asienta en su carrera imposible por la Champions, de la que no desiste pese a la firmeza del Atleti y Valencia. Insaciable en casa, el Sevilla se prepara para una semana grande en la que, además de sus tareas, puede ser juez de la Liga. Recibirá el sábado al Barça, el último rival que fue capaz de ganarle en su guarida de Nervión en Liga en febrero de 2014. Para el Athletic, demasiado relajado después del parón, todo fueron malas noticias en el partido, incluida la lesión de Muniain que, ojalá, no vaya a más. El Athletic no superó nunca su pésima puesta en escena y olvidó las sensaciones que le hacían suponer un rival temible para el Sevilla. Si Sergio Rico era uno de los focos del partido por la lesión de Beto pudo irse tranquilo. Le dispararon poco y lo que tuvo que parar (un excelente disparo de Beñat) lo tapó bien.

Los primeros veinte minutos fueron una pesadilla para el Athletic. El Sevilla, con un estilo muy reconocible, y temible en los balones cruzados en largo, empezó como un rodillo. Tremoulinas mandó una diagonal hacia Aleix Vidal, que burló con facilidad a un Gorka desorientado y marcó el 1-0. Confiado, y con gran cantidad de registros como había advertido Valverde en la previa, Banega fue un vendaval de fútbol y produjo la jugada del segundo. Una combinación de tiralíneas con Iborra que remachó Bacca con su gol número 31 en Liga desde que está en el Sevilla. El registro le sitúa a la altura de Negredo en sus dos primeras temporadas. Antes, Vitolo y Krychowiak habían podido ensanchar la renta en medio del entusiasmo de una afición que cree que la Champions es posible. Al Athletic, que se había protegido con tres centrocampistas, le sacaron media hora del campo y aunque quiso reaccionar y se acercó al 2-1 antes del descanso, que le trajo la peor noticia del partido. Muniain, desplazado a la izquierda por su técnico pero incisivo, se marchó en camilla después de un giro feísimo de la rodilla: entorsis en la rodilla izquierda.

El Sevilla empezó la segunda parte, otra vez, a todo trapo. Pidió dos penaltis que Álvarez Izquierdo no concedió: el primero a Vitolo y el segundo a Iborra. Los dos de Laporte, central codiciado por los mejores de Europa pero que naufragó y fue borrado del mapa en el partido por Bacca, que jugó sesenta minutos de mucho nivel antes de ser sustituido por Gameiro. Consciente de la semana larga que se le avecina, Emery administró esfuerzos y sustituyó al colombiano, Vitolo e Iborra. Una vez más, el partido elevó a Banega, que gobernó el centro del campo en medio del divertimento del personal. El Sevilla se ha puesto el traje de perseguidor y lo mejor es que le ha gustado.