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ESPANYOL

El Espanyol recae en los vicios de las últimas temporadas

El equipo lleva cuatro partidos sin marcar y llegan las últimas diez jornadas. En los últimos cuatro años, solo sumó 28 puntos en ese tramo fatídico.

Actualizado a
Sergio González, en un entrenamiento.
Carlos Mira

Un equipo espeso, indolente en ataque aunque sólido en defensa, que ante un empate aplaude más el punto ganado que lamenta los dos perdidos. Son algunas de las características del Espanyol de las últimas temporadas en el tramo final de la Liga cuando, afortunadamente, ya tiene la permanencia al alcance. Vicios que se están repitiendo este curso, con el inconveniente añadido de que aún quedan por disputarse esas diez jornadas finales que en el último lustro vienen siendo lo más tormentoso de todo el año.

Hace solo cinco jornadas, el Espanyol era octavo, a seis puntos del séptimo (que irá casi seguro a Europa) y cinco por encima del décimosegundo, que es la posición que ahora mismo ocupan los pericos. Los 34 puntos actuales hacen presagiar un final de Liga sin dramatismos, pues el descenso queda a nueve, pero tan tranquilo que puede generar una alarmante pérdida de adeptos que se habían sumado durante un inicio de 2015 espectacular: el séptimo es ya inalcanzable, a diez puntos, y el octavo, a cinco, es un Athletic de Bilbao lanzado.

Una evidencia de ese cambio de chip, inconsciente pero repetido año tras año, son los remates que se dieron el domingo en Riazor: dos a puerta, uno al palo y siete en total. Si se compara con el partido ante el Depor de la primera vuelta, también sin Sergio García, se ve la involución: entonces, y a pesar de que el marcador final también fue de 0-0, hicieron 16 disparos, cinco a puerta.

El ‘déjà vu’, sin embargo, resulta demoledor si se tiene en cuenta lo que viene. En las cuatro temporadas últimas, el Espanyol solo ganó cinco partidos en las diez jornadas finales, un 12,5 por ciento de los posibles, mientras que cosechó 23 derrotas. O lo que es lo mismo, sumó 28 puntos en esos 40 encuentros, lo que extrapolado a una Liga daría un descenso como farolillo rojo.

En las manos de plantilla y cuerpo técnico está no caer en el mismo error, que ya no entiende de jugadores o entrenadores, pues siempre se repite.