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BETIS 1 - LEGANÉS 3

Un atrevido Leganés deja en ridículo al Betis

Impotencia y desesperación en los de Mel. Eraso, Bertrán y Postigo encarrilaron el sueño pese a la expulsión de Diamanka. El gol de Molina, tarde.

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Un atrevido Leganés deja en ridículo al Betis
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El Leganés aplastó al Betis en el Benito Villamarín el día que los verdiblancos estrenaban un liderato que nunca se reflejó sobre el césped. El considerado por muchos como el Real Madrid de Segunda División entregó su papel al adversario y fue el Leganés el que dibujó sobre el campo una perfecta sintonía de juego de asociación que los béticos nunca fueron capaces de apagar. Ni siquiera con un hombre más sobre el campo durante más de 45 minutos.

Los primeros minutos expusieron la realidad inesperada. El equipo de Garitano tomó los mandos del balón, lo movió y ejecutó ocasiones sucesivas hasta que Eraso dejó en evidencia las cualidades de Casado para anotar el primer tanto de los madrileños. Un minuto antes, Diamanka había anotado un gol legal que fue anulado por el árbitro al considerar éste que existía fuera de juego.

Mel introdujo a Dani Ceballos para ajustar su presión y tener más el balón. No funcionó su rol, aunque sí logró que Diamanka, el más brillante hasta ese momento, se marchara expulsado con su segunda amarilla. Mel amagó con una sonrisa masacrada poco después. Un error colectivo en un córner al borde del descanso motivó que Marc Bertrán pusiera el segundo tanto ante la desesperación verdiblanca. El golpe moral dejó muy tocado a un Betis que agachó la cabeza ante la apisonadora del Leganés. Y sin Chuli el equipo madrileño realizó una segunda parte casi de ensueño. No se escondió nunca, insistió en tomar peso en el juego pese a estar en inferioridad numérica y remató su machada con el tercer tanto nada más reanudarse el duelo. Un balón parado en el que los defensores béticos se miraron de reojo en vez de evitar el descalabro. N'Diaye nunca acertó a estar en el lugar apropiado, Lolo Reyes esbozó enormes carencias físicas sumadas a las ya sabidas relacionadas con su talento y los delanteros siempre estuvieron demasiado lejos. Enfrente, Aguirre y Prendes tomaron el relevo de Diamanka como llegadores de élite. No hubo miedo en los jugadores del Leganés y sí, y mucho, en los béticos. Mel echó el resto con Rennella y Vadillo, pero el delantero sigue en una lucha consigo mismo y el canterano fue frenado por su falta de ritmo pese a conectar bien en algún ataque con Jorge Molina. De esa conexión nació el tanto bético, que ilusionó durante unos instantes con una reacción que no llegaría. No sólo era demasiado tarde, sino que el Leganés seguía estando presente y algunas piezas béticas decidieron mantenerse escondidas.

El Villamarín despidió con aplausos a algunos jugadores del Leganés y mostraron su enfado en reiteradas ocasiones con su equipo. El mismo plantel que vapuleó a Valladolid y Las Palmas se deshizo como un hojaldre ante el poder de un Leganés que elevó su sueño a una versión incluso superior.