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DEPORTIVO - ESPANYOL

Ni fútbol ni goles en Riazor

Partido insulso, aunque se pudo desnivelar en la segunda parte. La ocasión más clara fue perica, con un remate al larguero que escupió el balón sobre la línea de gol.

Actualizado a
Ni fútbol ni goles en Riazor

Deportivo y Espanyol sumaron el puntito del miedo, o más bien casi del pánico a perder. El temor de los coruñeses es consecuencia de su delicada situación, viviendo permanente al borde del descenso. Normal, porque ya acumula seis jornadas sin ganar. Los pericos, más cómodos en la tabla, se mostraron tímidos y precavidos ante la ausencia de Sergio García, su gran líder espiritual.

El partido fue tan plano que hubo que esperar hasta el minuto 20 para ver una ocasión de gol. Fabricio sacó un remate de Salva Sevilla y Víctor Sánchez, en fuera de juego, se la dio a Caicedo para marcar. Tanto bien anulado y susto para Riazor superado.

La respuesta del Depor fue como el partido, tímida. Un remate de Cavaleiro tras error de los centrales que sacó Casilla y otro disparo fuera desde el borde del área de Fariña en la única jugada en la que logró conectar con Lucas Pérez. Eso fue el primer tiempo, prácticamente la nada.

La siesta continuó en el arranque de la segunda mitad hasta que el Deportivo se dio cuenta de que si quiere seguir en Primera hay que ganar partidos. Los coruñeses tuvieron un cuarto de hora en el que lograron embotellar al Espanyol con ocasiones de Oriol Riera, Lucas y sobre todo una de Cavaleiro que el portugués, solo en el área pequeña, no acertó ni a rematar cuando la grada ya cantaba el gol.

Víctor y Sergio, que volvía a Riazor cinco años después, comenzaron a mover los banquillos. Al Depor le sirvió para que Salomão jugase en Liga más de un año después y para partirse tras la marcha de Bergantiños. El Espanyol vio el hueco y asomó la cabeza en el tramo final en busca de los tres puntos. Los tuvo Javi López, que remató a placer un córner al larguero y luego el balón botó en la línea. Y Arbilla en un buen lanzamiento de falta sobre la bocina al que respondió Fabricio con seguridad.

Así se fueron los dos equipos, sin fútbol, sin ambición, sin goles y con un rácano puntito. Al Espanyol sólo le sirve para seguir instalado en tierra de nadie y al Depor, para vivir otra jornada más fuera del descenso. Eso sí, dejando más dudas todavía que antes de jugar.