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EN CUARTOS DE CHAMPIONS

Dos años de la noche más grande del Málaga

La eliminación del Oporto en octavos de final de la Champions supuso la mayor gesta deportiva del club en toda la historia del fútbol en Málaga.

Actualizado a
EUFORIA. Iturra y Jesús Gámez abrazan a Isco tras el 1-0 marcado por Isco.
MARIANO POZODIARIO AS

Decía Miguel de Cervantes que presenciar la Batalla de Lepanto en la cual la Armada Española derrotó a la poderosa flota turca el 7 de octubre de 1571 fue “la ocasión más grande que han visto los tiempos”. Pues bien. Hoy se cumplen dos años de un día inolvidable para el Málaga. En efecto. Aquel 13 de marzo de 2013, con una Rosaleda llena a reventar con 30.000 espectadores, el Málaga derrotó al formidable Oporto, uno de los equipos más grandes de Europa, que venía arropado por 2.000 seguidores. Un novato contra un histórico dos veces campeón de Europa y otra más de la Copa de la UEFA (actual Europa League).

El Oporto venía con la renta del 1-0 conseguido en su fortín de Do Dragao, del que el Málaga salió vivo. Un colectivo cuajado de grandes jugadores en que nada menos que James Rodríguez, al igual que en el partido de ida, partió como suplente. Pero nombres como Danilo, André Santos, Moutinho, Otamendi o Jackson Martínez daban temblores.

Decía Vicente Casado, el director general, que “algo grande tenía que pasar”. ¡Y vaya si pasó! El Málaga salió a por todas y el soberbio Oporto se arrugó ante el empuje de aquel orgulloso contrincante. Isco, el gran Isco, era incontenible.

El Oporto se mostró como un equipo rudo, físico, impenetrable y convencido de que el Málaga, más bisoño, terminaría rendido bajo su imperio. Pero Manuel Pellegriniestudió a fondo el partido y sorprendió a su prepotente rival. Antunes ya avisó a Helton, genial e irregular portero dragón, que aquello no iba a ser un paseo. Era el minuto 35. Poco después a Saviola se le anuló un gol legal. Mas no importó. Isco encontró un hueco en la defensa portuguesa para describir una parábola que besaba las mallas. ¡Gooool!

Y el éxtasis vino a falta de un cuarto de hora cuando Roque Santa Cruz, nada más salir, amargó al elástico Helton con un violento cabezazo. ¡Locura, emoción y lágrimas! Han pasado dos años. Mucho y poco tiempo. Mientras Málaga sueña con volver a Europa, rememora su día más gozoso. Un día especial.

Más allá de recordar una maravillosa noche de fútbol con grandes jugadores como Willy Caballero, Jesús Gámez, Demichelis, Antunes, Toulalan, Joaquín, Roque Santa Cruz, Saviola o Isco, que ya no están, o el idolatrado entrenador Manuel Pellegrini, nos quedamos con la corriente de ilusión que aquella hazaña despertó en la provincia, con la correspondiente admiración en el país o, lo que es más importante, el retorno que la presencia de visitantes de otros países dejó en la ciudad. Bares, restaurantes y hoteles fueron losgrandes benefi ciados del maravilloso momento de un grandísimo equipo.

El fútbol tiene cosas increíbles. En aquella eliminatoria, James Rodríguez fue suplente y salió desde el banquillo en el segundo tiempo de los dos partidos. Poco después, el Oporto le traspasó al Mónaco junto a Moutinho por 70 millones de euros y de ahí al Real Madrid por 80 millones. Isco también se fue al equipo blanco que parece haber atado a Danilo. Los portugueses compran y venden y el Málaga, en otra escala, imita ese modelo. Parece que pasó mucho tiempo. Pero sólo han sido dos años. Una vida dado lo que ha vivido el Málaga desde entonces, pero al mismo tiempo, como dicen los castizos, “dos telediarios”. El recuerdo está fresco.