Giovani y Moi, ‘cocos’ para un Celta que jugará con cinco atrás

Partido complicado. Y raro. Y no sólo porque la última vez que Villarreal y Celta se vieron en El Madrigal (0-2) un bote con gas lacrimógeno lanzado por un cafre (aún sin identificar) originó el caos. Hay más. Al Villarreal le costará regresar a la rutina y al Celta, reconocer a su rival. Por un lado, el equipo de Marcelino vuelve a la pelea liguera por Europa tras una semana frenética (Salzburgo, Madrid y Barça). No pagar la resaca es su obsesión. Por otro, el Celta se mide a un rival que poco se parecerá al que le goleó en Balaídos (1-3). Las rotaciones. De aquel once no repetirá nadie en defensa ni en el mediocentro y sólo amenazarán de nuevo las paradas de Asenjo y el talento de Gio y Moi. Dos pesadillas.

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El mexicano estuvo cerca de empujar al Celta a Segunda cuando militaba en el Mallorca. Le marcó un gol en el 90’ que condenó al equipo de Abel al farolillo rojo muy al final. Pese a salvarse, pocos olvidan el susto. Lo de Moi es más reciente. Fue el bigoleador de la primera vuelta que estropeó un sensacional arranque con Berizzo. Ahora regresa a la carga para poner otra vez en peligro una racha gallega: cinco partidos invicto.

Duro rival. El Celta insistirá con cinco defensas. A Berizzo le gusta arroparse ante equipos con dos arietes. Ante el Valencia le fue bien. Krohn-Dehli, el hombre de moda que sigue sin renovar, será baja por lumbalgia. En el Submarino la duda está en si Rukavina dará descanso a Mario o a Jaume Costa. Pilares agotados. Los resultados de la jornada, unidos a un triunfo esta tarde, acercarían al Celta a la salvación con las dudas que hubo y al Villarreal le permitiría no perder de vista aún ni la Champions. Lo dicho: raro. Pero real.

No interesan: Krohn-Dehli y Bueno, dos más

El Villarreal está de moda. Y eso se nota en que muchos de los jugadores que destacan en la Liga apuntan a fichar por el Submarino en verano. Los últimos están siendo Krohn-Dehli (Celta) y Bueno (Rayo). El primero gusta pero no interesa. Ya tiene 31 años y rompería un bloque con 25 años de media. El madrileño no se ajusta al perfil de delantero rápido que prefiere Marcelino.