Asenjo y Gulacsi salvan a sus equipos y Cheryshev da ventaja
El Villarreal toma ventaja en un duelo de porterazos gracias a una gran volea del extremo ruso. Uche había adelantado al Submarino pero Jonathan Soriano empató de penalti.

Villarreal y Salzburgo pudieron dañarse decisivamente en esta ida. Pero Asenjo y Gulacsi lo evitaron. Sus paradas fueron claves para no ver un tanteo de waterpolo. Un resultado abultado que hubiera hecho justicia a la gran calidad de los ataques y que hubiera señalado a dos defensas poco finas. En la primera mitad Djuricin no aprovechó un error de Víctor Ruiz. Ni Ramalho sacó partido a un gran cabezazo en un córner con empate a cero. Después el Villarreal, tras sobrevivir a tanto sobresalto y hasta ponerse por delante, perdonó la goleada por la falta de puntería de Uche. Desmenuzado el partido por partes no habrá nadie contento. Analizado globalmente, habrá bastante más consenso.
Precisamente Uche fue el que comenzó a desequilibrar un partido entre dos gotas de agua. El nigeriano aprovechó un jugadón de Vietto tras un saque de banda desde la derecha, muy cerca del área. El delantero marcó de rechace, mostrando precisión y el olfato de pillo que siempre le acompaña. Ahí olvidó el Villarreal que Asenjo había hecho magia unos instantes antes, que sufrió durante media hora y que sin Bruno le falta pausa, juego por dentro y recuperación. Tras el 1-0 se tiró al ataque aprovechando las dudas del Salzburgo y sus achaques en defensa. Casi hace el segundo. Al cabezazo de Vietto le faltó más fuerza.
La consigna de no encajar pronto saltó por los aires en El Madrigal. Nada más regresar del descanso, Víctor Ruiz cometió un penalti a Djuricin por imprudente en una jugada que moría en la línea de fondo. No le barrió pero le bloqueó. Las repeticiones de la tele le delatan. Marcelino protestó airadamente. Por lo dudoso de la jugada y, sobre todo, por lo inoportuno del momento. No valió de nada. Jonathan Soriano engañó a Asenjo en el lanzamiento de penalti y dedicó su sexto tanto en la competición a su familia, allá en la grada. El Villarreal pudo lamentarse entonces, dudar y hasta temblar. Pero decidió levantarse a lomos del coraje de Pina y del talento de Cheryshev y Vietto.
El ruso hizo un surco por su banda, mientras Vietto convirtió la cadera de Ramalho en un nudo siempre que quiso. El Villarreal avisó primero con un remate de Uche tras una buena llegada. Y en la siguiente aparición (54’), con más urgencias que planes, deshizo el empate con una jugada modélica. Cheryshev tiró una pared con Vietto y éste se la devolvió bombeada. El madridista (aún lo es) se sacudió un zurdazo desde el costado izquierdo sin dejarla caer que entró como un obús. Qué golazo. Al instante, y guiado por la euforia, el Villarreal voló con más espacios a la espalda y gozó de dos ocasiones seguidas que pudo darle tranquilidad de cara a la vuelta en Austria. Uche perdonó lo imperdonable a puerta vacía y a Pina le faltó en la siguiente acción un pelín de velocidad y le sobró cansancio para definir. Giovani y Campbell entraron a por un resultado mejor ante un rival ya replegado sin salir. Fue una estrategia sin éxito. La paciencia no la aportó nadie. En el Red Bull Arena se espera otro partido vibrante. El Salzburgo necesita un gol y el Villarreal, que Cheryshev y Vietto nunca le falten.