El Mediterráneo festeja un triunfo nueve meses después

Como si de un parto se tratara, casi nueve meses tardó el estadio de los Juegos Mediterráneos en celebrar un triunfo de los suyos en Liga. Desde el pasado 4 de mayo, cuando derrotó al Betis por 3-2, no se iba la afición rojiblanca con una sonrisa de su estadio. Además, el triunfo sirve para dormir una semana fuera de los puestos de descenso, evitar que el Getafe se escape y, por si fuera poco, igualarle el golaverage. JIM tenía todos los motivos para festejar, motivos que le faltaron a Quique. 

Más intenso, más rápido y más metido en el partido, el Almería fue superior al Getafe en lo táctico durante la primera parte, que se culminó con un gol de Edgar en el 44. Antes, los azulones dependían casi en exclusiva de los pases a la espalda de los centrales de Sarabia y Diego Castro buscando a Álvaro Vázquez. Julián salvó un mano a mano al exespanyolista, al cuarto de hora del partido, de los que valen puntos. 

La diferencia de intensidad se observa en el dato de las faltas cometidas, ya que el Getafe no hizo la primera hasta el minuto 22. El Almería hilvanaba, pero no culminaba, hasta que le dio por hacer una de las jugadas más antiguas del fútbol. Saque de puerta de Julián, balón peinado por Soriano, pase de Hemed y gol de Edgar. Era el minuto 44 y el Getafe se hundió, algo que se acrecentó cuando a la hora de partido se quedó con diez por expulsión de Escudero. 

Pudo sentenciar el Almería y lograr una victoria por mayor margen, pero se empeñaron en complicarse los almerienses hasta el punto de quedarse con 10 por una absurda segunda amarilla de Hemed. Sin embargo, no era el día del Getafe y sí el de volver a celebrar un triunfo por parte local. El final de un embarazo bien lo merece.