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Copa de África

El Nzalang se clasifica y desata la locura en Guinea Ecuatorial

Un penalti discutible sobre Balboa que el exmadridista transformó y un segundo tanto de Iván Edu en los instantes finales dieron la clasificación para cuartos a Guinea Ecuatorial.

Actualizado a
El Nzalang se clasifica y desata la locura en Guinea Ecuatorial

Si el gol de penalti, marcado por Balboa, elevó la temperatura en Bata, el de Ivan Edu hizo que todo el país se echara a las calles de Malabo, Akonangui, Mikomeseng, Evinayong y Ebebiyin. El júbilo ha sido indescriptible porque un empate o una derrota eliminaba a Guinea Ecuatorial de la Copa de Africa.

Y eso que el encuentro no arrancó nada bien para los de casa. Dentro de la ración común de patadones y balones al buen tuntún, Gabón llevaba las de ganar. Y es más, cuando se serenaron las cosas, allá por el minuto 26, todas las papeletas del buen juego las tenían los jugadores gaboneses. Pero Ovono desbarató las dos más claras oportunidades gabonesas de hacerse con un tanto.

Gabón corría y jugaba más y, desaparecido en combate Nsue, sólo el gigantón Fabiani daba señales de vida en la delantera roja, mientras que el zurdo Eyang y Evuna obligaban a trabajar con toda intensidad a la defensa de casa. La segunda parte del encuentro amenazaba el firmamento con otros 45 minutos de juego voluntarioso, pero reiterativo y aburrido. Sin embargo, una arrancada de Balboa, en el minuto 52, con pared incluida, obligó a la defensa gabonesa a hacer falta dentro del área. Penalti discutible, que ejecutó el mismo Balboa, batiendo al meta gabonés por la derecha.

A partir de ese momento, el partido perteneció por completo a Guinea Ecuatorial con Javier Balboa convertido en un bólido al que no supieron poner freno los gaboneses. Y precisamente Balboa a punto estuvo de matar el encuentro en el minuto 76, aunque a continuación en una galopada impresionante fabricó el 2-0, que materializó Iván Edu. El equipo entrenado por Becker tumbó a Gabón con todo merecimiento y proporcionó a los guineoecuatorianos la primera alegría de un campeonato que hasta ahora había transcurrido por los caminos del tedio y del aburrimiento.