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VILLARREAL 1 - LEVANTE 0

Mariño sigue siendo amigo

El exportero del Villarreal habilitó a Vietto con un fallo en el gol decisivo. Barral había perdonado dos minutos antes. El Submarino lleva ya 17 partidos seguidos sin perder.

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Mariño sigue siendo amigo
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La mala fortuna de un portero fabuloso decantó un derbi espeso a la hora de la cena. Mariño, ex del Villarreal, tuvo un fallo estrepitoso entre un montón de aciertos. Sin querer, habilitó a Vietto tras no blocar un disparo inofensivo de Trigueros, desequilibrando la igualdad establecida para hacer volar a su antiguo equipo y deprimir a un Levante cuesta abajo. Lo doloroso no sólo fue el tanto en el 56’, sino el hecho de que Barral perdonó sólo dos minutos antes. Se relamió antes de rematar.

El Villarreal fue quien llevó el peso del partido. La calidad está de su parte. Sin embargo, llegó igual o menos que el Levante con el empate inicial, un equipo bien trabajado al que le sobra oficio y le faltan millones en cartera. El conjunto de Alcaraz llegó poco pero con peligro. Barral y Casadesús asustaron con sendos cabezazos en el primer tiempo. Sin Gabriel, a la defensa local se le vio con menos brillo. Musacchio regresó a la Liga carente de confianza y precisión. Como a su equipo. Al Villarreal le costaba mucho hacer daño en esos minutos. Lo intentó con la paciencia y la intensidad de siempre, pero no tuvo un hombre entre líneas que atrajera defensas y habilitara pasillos. Las bandas, tan bien explotadas a menudo, le penalizaron. A Jonathan le faltó desborde pese a su gran predisposición. Y a Moi le sobraron toques porque su arrancada es más dañina desde la derecha.

A pesar de las incomodidades, el Submarino inquietó a Mariño antes de superarle. Uche tuvo una de cabeza (18’), Vietto casi fuerza un penalti de Vyntra (22’) y el propio ariete casi finaliza una jugada de manual originada con una roulette de Trigueros y catapultada por un pase de Bruno. Esa fue la única jugada verdadera en la que se vio el Villarreal de Marcelino. Mereció ser gol para verlo mil veces repetido. El Levante falló en esa jugada por primera y última vez. Su entramado defensivo fue una muralla. Pese a las bajas.

El descanso dio aire a un Levante agotado en el achique y en la persecución del balón, y refrescó las ideas de un Villarreal que andaba atascado. No hubo más que ver el panorama tras la reanudación. Los dos equipos mejoraron en ritmo, acierto y desequilibrio. El primer aviso serio lo dio Barral en el 54’, al que habilitó Musacchio con un fallo y al que taponó el propio central envalentonado por la rabia. El Levante no lo olvidará. Las consecuencias ya las saben. Con Vietto no caben los favores. Estuvo listo, pillo y hábil. Condenó un simple fallo con el máximo castigo. Con el 1-0 comenzó otro partido. Más dulce para el Villarreal y más angustiado para el Levante. Gio aportó nervio y El Zhar más esperanza. Pero ni con los revulsivos ya cambió nada. El Villarreal sólo amagó con sentenciar y el Levante tiene la pólvora mojada. Por eso, el partido siguió sin emocionar. El vencedor no pasó apuros y su adversario no acertó a inquietar en ayuda de Mariño. Un ex al que en Vila-Real aún tienen cariño.