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Café. Copa y Fútbol

“El Atleti está por encima del Madrid en el terreno afectivo”

A sus 67 años, Patxi Andion mantiene el espíritu rebelde de sus años de cantautor. Tiempos en los que compartía su lucha antifranquista con su pasión por el Atlético.

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“El Atleti está por encima del Madrid en el terreno afectivo”
AStv

Su último disco se llama ‘Cuatro días de mayo’ y está grabado en directo en Lisboa. Siendo usted tan atlético, ¿tiene algo que ver con esos fatídicos días de mayo que pasó su equipo este año con motivo de la final de la Champions?

—No tiene nada que ver, pero tengo que decir que yo estuve en esa final en Lisboa y pasé unos días fantásticos antes del partido hasta que ocurrió aquello en el minuto 93. Los del Atleti estamos acostumbrados a cualquier cosa, créetelo.

—¿También se acostumbrarán a ser un poco chinos? Con lo de Wang Jianlin se perderá un poco ese clásico casticismo atlético.

—El Atleti siempre será el Atleti, un equipo auténtico, del pueblo. Nunca será un equipo grande aunque haga cosas grandes. La solidaridad y la forma como nos comunicamos entre nosotros es impagable. Y si los chinos vienen a poner dinero, que lo pongan, nunca vendrá mal y nos hará mejores.

—Un atletista hijo de culé que llegó a fichar por el Barça.

—Sí, mi padre jugaba en La Ferroviaria y le fichó el Barça en 1932. Era un mediocentro creador y luminoso, según tengo entendido. No había dinero de ficha y le dieron un puesto de trabajo en la Caja de Ahorros. Pero al llegar a Barcelona se lesionó y estuvo casi un año en el dique seco y cuando volvió a entrenar con el primer equipo del Barça se murió mi abuelo y mi padre tuvo que ir dejando poco a poco el fútbol para dedicarse a la familia.

—Y luego el remate fue la Guerra Civil. Su padre, republicano, se salvó del paredón por poco.

—Mi padre tuvo tres condenas a muerte. Fue comisario político de la 51 División Republicana y cuando acabó la guerra lo estaban esperando en Madrid junto a tres tíos míos. A éstos los fusilaron y mi padre estuvo bastante tiempo en la cárcel pero salvó el pellejo.

—¿Y de dónde le viene ese sentimiento rojiblanco teniendo un padre tan culé?

—Pues ya ves, en mi casa había un azulejo de esos muy horteras que decía: Aquí viu un del Barça (Aquí vive uno del Barça), porque mi padre fue siempre muy del Barcelona. Pero le gustaba tanto el fútbol que tenía dos carnés, uno del Atleti y otro del Real Madrid, para ir cada domingo a un estadio o al otro. Y, así es la vida, yo me encariñé con el Atlético y hasta ahora, totalmente fiel.

—¿Y no siguió los pasos de futbolista de su padre?

—El talento para ciertas cosas no se hereda. Te puedo decir que cuando echábamos a pies en el barrio a mí siempre me dejaban para el último de lo malo que era. En otros deportes era mejor, por ejemplo, en el juego de Pelota, en el Frontón, pero Dios no me llamó por el camino del fútbol.

—De su padre no heredó el talento para el fútbol pero su madre y su abuela sí le transmitieron su amor por la música.

—Mi madre cantaba maravillosamente, cuando mi madre cantaba en casa o en las celebraciones familiares llamaba la atención por su exquisito virtuosismo. Su madre, mi abuela, fue soprano y mi bisabuelo era Jacinto Guerrero, un compositor de ópera y zarzuela. Es decir que me crié en una familia muy musical. Y empecé a cantar desde muy pequeño, y no lo haría muy mal porque cuando me veían las vecinas me decían: “¡Paquito, canta!”

—En los años 60, cuando militaba en el FRAP, se enfrentaba al régimen franquista y empezó su época de cantautor protesta, no estaba bien visto entre sus camaradas la cosa del fútbol.

—¡Uff!, estaba fatal visto, era lo peor que te gustara el fútbol y los toros. Pero había algo curioso, mis amigos camaradas éramos todos del Atleti, es decir, que estábamos en la clandestinidad por cuestiones políticas y también, en nuestro círculo, por ser tan futboleros. Íbamos al fútbol un poco de tapadillo.

—Tras la muerte de Franco la canción protesta pasó a un segundo plano y se fue desvaneciendo hasta casi desaparecer, ahora, algunas décadas después, los cantautores vuelven a estar de moda.

—Tiene que ver con estos malos tiempos que estamos padeciendo. La sociedad es un cuerpo y, como tal, produce sus propias defensas y ahora hay una reacción de la calle ante este lamentable estado social que tanto mal está haciendo. En aquella época de cantautor yo nunca pensé que este género se fuera a perpetuar, pero mira, a los 67 años aquí sigo, nunca lo hubiera imaginado. Hay canciones mías que tienen más de 30 años y escuchadas ahora siguen teniendo valor.

—No perduró la canción protesta, pero lo que sí perduró fue el sistema político al que se enfrentaban. Franco acabó muriendo en la cama.

—Pues sí, eso fue lo que perduró. Causó una frustración enorme ser conscientes de que no había una fuerza suficiente para interrumpir ese régimen. Pero lo que provocó más decepción es lo que vino después, es decir el que no hubiera valentía política como para, verdaderamente, hacer una ruptura con el régimen. Nosotros reclamábamos la ruptura democrática, no la mala transición que se hizo. Y las consecuencias las estamos viviendo desde hace tiempo. Siempre pensé que los políticos de la transición debieron tener más narices y, de hecho, de todos ellos, yo sólo respeto a Adolfo Suárez.

—Y de la clandestinidad pasó a convertirse en un personaje muy popular, cantante y actor, fama de playboy y carne de revistas del corazón. ¿Cómo digirió todo aquello?

—Todo eso lo digerí mal. Durante un tiempo fui capaz de sobrellevarlo, pero a duras penas. Uno pretende trascender a partir de su proceso creativo y resulta que, de repente, eso se vuelve contra ti. La notoriedad y el éxito se convierten en tus enemigos íntimos. Tanto es así que en 1988 decido parar y suspiraba porque en una entrevista no me volvieran a preguntar por mi matrimonio con Amparo Muñoz.

—Después de su pasión por el fútbol, a sus compañeros de militancia les daría otro disgusto cuando decide casarse por la iglesia, en un santuario navarro, con Amparo Muñoz.

—Seguramente, pero la gente no sabe que yo hice una declaración de ateísmo en el Obispado de Pamplona antes de esa boda. En fin.

—La figura de Amparo Muñoz, inevitablemente, le ha acompañado durante toda su vida.

—Toda mi vida y figúrate que yo estuve casado con ella solo 14 meses y en ese tiempo me separé cuatro veces, imagínate qué matrimonio, pero teniendo en cuenta el personaje eso te persigue toda la vida.

—¿En su momento de estrellato compartió noches y fiestas con gente del mundo del fútbol?

—Tenía buenos amigos, sí, como Rubén Cano, Ayala, Heredia y Leivinha. Había un rollo muy especial, eran más cercanos que las figuras de ahora, más normales. Se tomaban cuatro whiskys con coca cola, fumaban lo suyo y ligaban lo que podían en el sitio que estuviesen. Gente muy sana, no hacían nada comparado con estos de ahora.

—Entre su palmarés figura el haber sido elegido el mejor Che Guevara del mundo.

—Pues sí, tuve la suerte de interpretar ese papel en la versión de ‘Evita’ que se hizo en España y estuvimos 8 años y medio en cartel, todo un exitazo. Y un jurado compuesto por los cinco principales periódicos de Estados Unidos me eligió como el mejor Che de todas las versiones de ‘Evita’ que se habían hecho en el mundo y fui a Nueva York a recoger el premio, cómo no.

—El Atleti parece que ha vuelto a encontrar su lugar en el mundo como rival principal del Real Madrid.

—Así fue siempre, sobre todo en los 70, pero hubo un tiempo, en la era Gil principalmente, en que ese orgullo rojiblanco se fue perdiendo, y ya es difícil porque el aficionado atlético es muy fiel pero fueron tiempos oscuros y lamentables. Ahora volvemos al lugar que nos corresponde.

—¿Puede hacer una comparación entre Madrid y Atleti?

—Nosotros estamos muy por encima del Madrid, de verdad. Porque sentimental y afectivamente le superamos. El caudal de afecto que tiene el Atleti no lo tiene el Madrid. Al Madrid se le recibe de mala manera en todos los campos de España, eso no le ocurre al Atleti.

—¿Cómo ve a este Real Madrid que parece tan pletórico, tan avasallador, colmado de galardones por doquier?

—Veo que a este gran Madrid parece que se le atraganta mucho el Atleti, ¿no? Tengo que decir que a mí el Madrid no me cae simpático, aunque también es verdad, y de eso me lamento, que siempre veo en ellos su peor cara: la soberbia, que seguramente también tienen los jugadores de otros equipos, pero estamos hablando del Madrid. De todas formas, les respeto mucho porque ver avanzando en tromba a Kroos, Isco, James, Benzema, Cristiano y Bale, acojona lo suyo.

—¿Éste es el mejor Madrid?

—No, ni mucho menos. Yo creo que el Madrid glorioso de Di Stéfano, Puskas y Gento es irrepetible. La Quinta del Buitre no estuvo mal, igual que algunas fases de aquellos Galácticos pero como aquellos de las 6 Copas de Europa, ninguno. Dicho esto, los de ahora son magníficos, para qué nos vamos a engañar.

—¿Quién es el jugador más fabuloso que ha visto jugar en el Atlético de Madrid?

—¡Gárate!, un jugador de un nivel técnico extraordinario y, lo que es más importante, muy inteligente. La inteligencia, un don tan escaso en la vida en general, y en el fútbol, no digamos. No hay muchos jugadores inteligentes, los hay sobrados de cualidades físicas y técnicas, pero inteligentes, muy pocos y Gárate era uno de ellos.

—¿Considera que Simeone es un entrenador inteligente?

—Sí, lo era siendo futbolista porque, consciente de sus limitadas condiciones técnicas, las suplía con su carácter, su vigor y su garra. Eso tapaba las otras carencias. Si algo caracteriza a Simeone es su inteligencia. Sin esa virtud habría sido imposible darle la vuelta al Atleti como se la ha dado él.

—¿Y este año repetirá el Cholo lo de la campaña pasada?

—Creo que no, para nada. Nosotros hicimos eso el año pasado y creo que ya lo disfrutamos bastante. Lo que hemos vivido ha sido muy grande y ya no nos lo quita nadie. Es muy difícil que se repita.