El año empieza en cuesta

Apasionante partido de inicio de año para la Real y el Barça, que empezarán el 2015 a lo bruto, cuesta arriba. Para ambos equipos el primer partido del año va a suponer un examen en el que ninguno de los dos puede fallar. Los donostiarras han experimentado una mejoría desde la llegada de Moyes, pero siguen en una zona intranquila de la tabla. Por su parte, el Barcelona, que en sus salidas baja muchos enteros respecto a su imagen en casa, visita un campo que los últimos años se le ha atravesado.

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Para Moyes el partido de hoy es su primera puesta en escena ante un grande de la Liga española, para Luis Enrique, un partido que no puede dejarse escapar. Tras el empate a cero en Getafe, el Madrid mantiene una ventaja de un punto sobre los culés pese a tener un partido menos. El equipo blanco jugará en Valencia antes que los barcelonistas. Si ganan, el triunfo en Anoeta es obligado, si no lo hacen, supondría tirar por la borda una ocasión de oro. Además, el Atlético, siguiente rival del Barcelona, ya liquidó ayer su partido alcanzando en la clasificación a los de Luis Enrique. Máxima presión para ambas escuadras.

Sin inventos. De ninguno de los dos técnicos se esperan demasiadas sorpresas en la alineación. En el bando realista, la baja más sensible es la de Zurutuza, mientras que Vela será la gran novedad a pesar de que no está al cien por cien.

En el Barça, a falta de lista definitiva, se espera el equipo de las grandes ocasiones con la tripleta de lujo en ataque.

Bravo no supo despedirse de la Real

Claudio Bravo regresa esta noche a Anoeta por primera vez desde su salida en dirección a Can Barça. Su vuelta llega rodeada por una sensación extraña entre los seguidores realistas. Porque su marcha de la Real Sociedad fue muy rara, básicamente porque se echó de menos una rueda de prensa de despedida en Zubieta.

Nadie en San Sebastián entiende por qué Bravo no se despidió de la afición. Lo hizo sólo a través de Twitter y en una entrevista concedida a un solo medio. Insuficiente e incomprensible para la mayoría. El chileno no supo despedirse de la Real, aunque viendo su comportamiento intachable en los ocho años que estuvo en Anoeta, no deja de ser muy raro que no hiciera todo tal y como debía. Por eso, desde entonces queda un halo de misterio a todo lo que rodeó a su salida. Contento no dejó la Real, es más se marchó por la puerta de atrás de forma inmerecida. No en vano es el segundo extranjero con más partidos en la Real. ­—R. R.