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ATLÉTICO 2 - L'HOSPITALET 2

Mandzukic luce, Oblak titubea

El delantero croata hizo doblete, como Alcaraz, y el portero falló en el segundo gol del L'Hospitalet. Habrá derbi con el Madrid en octavos.

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Mandzukic luce, Oblak titubea

El trámite, al menos, resultó entretenido. El Atleti pasa, sin brillo ni miedo, y se enfrentará al Madrid en octavos para comenzar 2015 a ritmo de rock. El L’Hospitalet deja una imagen magnífica y se lleva del Calderón un empate justo e inolvidable, con el bigoleador Alcaraz convertido en héroe de culto. Mandzukic es probable que salga a jugar sin preocuparse de saber cuáles son el rival y el escenario, le da igual un Segunda B que la Juve, y volvió a dar una lección de esfuerzo rumbo a un doblete que le coloca en números de categoría (14 goles en 21 partidos). Y Oblak... Ay, Oblak.

El portero esloveno, 21 años y condiciones infinitas, comienza a dar síntomas del Mal de Asenjo, otro guardameta para 15 años que acabó durando un suspiro víctima de la presión, los errores iniciales y la mala suerte. Es pronto para sacar conclusiones similares con Oblak, pero los dos goles del L’Hospitalet en sus dos primeros disparos a puerta completaron una estadística estremecedora: en ese momento, le habían metido cinco tantos en ocho remates como portero del Atleti. De locos. En el último minuto, eso sí, evitó la machada total del equipo catalán con una mano magnífica abajo, aparentemente imposible para alguien de su tamaño. Veremos si es el inicio de una hermosa amistad.

Rebobinemos dos horas. El frío, el rival y el 0-3 de la ida sirvieron para volver a poner de manifiesto el absurdo sistema de la competición y para que el Calderón tuviera el mismo aspecto que un partido de benjamines el domingo a las 8 de la mañana: “Vengo porque te quiero, pero mataría por estar en la cama”. La ausencia de gente y de espíritu propició la tregua entre el Frente y el resto del estadio. Ojalá sea permanente.

El Atleti salió al trote con la excepción de Iván Pérez, al que la emoción condujo a la imprecisión, pero dejó detalles interesantes: desparpajo, motor, ambición y llegada. En un puesto sin dueño claro para el futuro, el lateral izquierdo, es un proyecto interesante. El resto de meritorios, excepto el exuberante Giménez y el cumplidor Lucas, no ofrecieron casi nada.
Raúl Jiménez es el caso opuesto a Cerci. Si al italiano le sobra talento y le falta interés, el mexicano no logra que el acierto se sume a su innegable buena intención. No le salió nada. Cebolla es una bola de demolición sin control que rara vez acierta con su objetivo. Mario y Saúl están encogiendo. Por suerte para todos ellos, jugaban Mandzukic y Koke, dos generales entre reclutas.

El 1-0 llegó a los 19 minutos tras un rechace afortunado que dejó al croata sólo ante Craviotto. Tan fácil era que apenas lo celebró. Pero tras casi una hora de sopor, en la que los más reseñable fue que el L’Hospitalet logró lo que media Europa lleva dos años intentando (sobrevivir al balón parado rojiblanco), se animó la noche. En el 67’, empató Alcaraz con un disparo lejano que se envenenó tras tocar en Saúl. La parábola dejó indefenso a Oblak.

Respondió con suficiencia el Atleti gracias a sus dos estrellas. Magnífico centro de Koke, maniobra perfecta de Mandzukic (un pasito adelante, dos pasitos atrás y ya ni me ves) y cabezazo en plancha a la altura. Gran gol. Pero Alcaraz vivía un sueño e igualó el duelo goleador al croata con un potentísimo disparo lejano que encontró doble colaboración: la de un efecto endiablado y la de Oblak, que se movió hacia donde no era y vio entrar el balón por todo el centro. Mala acción, gran reacción con el paradón posterior ya comentado. Si el Cholo le sigue dando la Copa, tendrá la ocasión perfecta para completar su redención: el Madrid.