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BRASIL | EFEMÉRIDE

Sócrates: tres años sin El Doctor

Lideró a la selección de Brasil en los Mundiales de España 82 y México 86. Un futbolista elegante y genial que hizo arte del sutil toque de tacón.

Actualizado a
Sócrates: tres años sin El Doctor
AStv

Sócrates (19 de febrero de 1954) falleció hace tres años, el 4 de diciembre de 2011, a sus 57 años. Un choque séptico de origen intestinal, causado por una bacteria en un organismo mermado por el alcohol y el tabaco, se lo llevó para siempre. Con su marcha no sólo se fue uno de los futbolistas más elegantes de la historia, sino también un ciudadano comprometido, admirador de Marx y defensor de la igualdad. “Para mí lo ideal sería un socialismo perfecto, donde todos los hombres tengan los mismos derechos y los mismos deberes. Una concepción del mundo sin poder”, afirmaba. El camino de este inusual jugador (medía 1,93 metros pero calzaba un 37 de pie) para llegar hasta la cima no fue fácil. Y no por su talento, sino por su padre. Admirador de los filósofos griegos, siempre insistió a su hijo para que ejerciera una “profesión digna”. A Sócrates siempre le llamó la atención la medicina, aunque el verdadero talento lo tenía cuando el balón caía en sus pies. A pesar de su indudable don, tuvo que practicar el fútbol a escondidas de su padre.

Tal era la obsesión de su progenitor para que no jugara al fútbol que en su debut como profesional en el Botafogo, su padre no sabía nada y su enfado resultó monumental al ver a su hijo en el once ideal. Desarrolló la mayor parte de su carrera en Brasil, en las filas del Corinthians, aunque también jugó en el Botafogo, Flamengo y Santos. También probó suerte en Europa, en la Fiorentina, pero no logró adaptarse a pesar de los privilegios que le brindó el club italiano. Lideró a su selección en los Mundiales de 1982 y 1986. Deslumbró especialmente en el Mundial de España 1982, donde Brasil desplegó uno de los juegos más hermosos y menos premiados (eliminado por Italia 3-2 en la conocida como Tragedia de Sarrià). “Mala suerte y peor para el fútbol”, afirmaría Sócrates tras el partido. Para el recuerdo quedarán sus lanzamientos de penaltis de tacón.

Fue el principal defensor de lo que se conoció como la democracia corinthiana, bajo la que se organizaba el Corinthians. En ella se implicaba a todos los miembros del club, desde directivos a utilleros, pasando por los propios futbolistas. Todos los votos valían igual y decidían los temas importantes del club: alineaciones, horarios, fichajes… Hasta se aprobó la libertad del futbolista para actuar a deshoras, cosa que le vino muy bien a Sócrates, que siempre defendió su derecho a beber y fumar. “El vaso de cerveza es mi mejor psicólogo”, decía. El club se convirtió en la imagen de la revolución brasileña contra la dictadura, que vivía sus últimos días. Era común ver en las gradas pancartas como “Democracia” o “Derechos ya”. El propio Sócrates saltó al estadio de Pacaembí, ante 37.000 espectadores expectantes antes de la final del torneo paulista de 1983, con el brazo en alto y una camiseta con el mensaje: “Ganar o perder, pero siempre con democracia”. Un genio dentro y fuera del terreno de juego, que siempre vivió como quiso y fiel a sus principios. Una vida llena de excesos que le provocarían un final prematuro, pero también repleta de convicciones y obras sociales.