“Es una pena que en España no haya libertad para hablar”

Usted es una de las cuatro españolas que juegan ahora en Italia, junto a sus compañeras del Torres, María Pérez y Joana Flaviano, y Marina Agoues, del Riviera di Romagna. ¿Qué le impulsó a irse?

—El año pasado ya recibí ofertas, pero éste año decidí que ya era hora de cambiar de aires. La oferta que me hizo el Torres era irrechazable, ganar el doble, y con el piso, donde vivo yo sola, y la comida pagados. La verdad es que estoy muy contenta. La isla es preciosa y la gente, el club y las compañeras son todos muy amables con nosotras. (El Torres es el equipo de Sassari, en la isla de Cerdeña, y ha jugado la Champions, competición de la que fue eliminado el miércoles).

—¿Hay mucha diferencia respecto al fútbol español?

—En cuanto a la forma de jugar, sí. Aquí el fútbol es más físico, sin tanta pausa. Al principio me costó un poco. Me impactó y pensé que no lo podría aguantar, pero poco a poco vamos inculcando nuestro tipo de juego. Les gusta tanto el fútbol español que continuamente están preguntando por jugadoras españolas.

—Ahora Italia juega la repesca contra Holanda. ¿Cómo llevan allí que España les condenara a la repesca para ir al Mundial de Canadá?

—Lo llevan un poco regular. Pero, pese a todo, se nota que en Italia valoran mucho el fútbol español.

—Hablando del próximo Mundial, ¿cómo ve desde Italia la polémica por el empeño de la FIFA de que se juegue en césped artificial?

—Es una vergüenza. En vez de ayudar al fútbol femenino cada vez lo están destruyendo más. Es una discriminación total y, sobre todo, una gran falta de respeto a nuestro trabajo.

—¿En qué superficie se juega la liga femenina en Italia?

—Casi todos los equipos tienen césped natural.

—Ustedes argumentan que se verá un Mundial devaluado si se juega en césped artificial. ¿Está usted de acuerdo?

—Estoy totalmente de acuerdo. Se trabaja mejor en césped natural. Además, a la Selección española le favorece jugar en césped natural por su estilo de juego, porque con el ritmo que le da y por su forma de jugar, tocando el balón, le beneficia en todos los sentidos.

—En algunos países, es el caso, por ejemplo, de Francia con Camile Abily y Elise Bussaglia, su federación les ha ‘invitado’ a que se retiren de la demanda. ¿En Italia ha habido presiones para que las chicas no hablen del tema?

—Sinceramente, no lo sé, pero sí creo que las habrá, como las hay en la mayoría de los países en los que el fútbol femenino no es pionero. Si no hablan más, supongo que será por ese tipo de cosas.

—Es triste que las jugadoras no hablen por miedo…

—Pues la verdad es que sí, es una pena que no te puedas expresar con libertad en lo que realmente piensas. Es muy triste.

—A usted, por lo menos, no parece importarle opinar de estos temas.

—No me importa porque si nosotras somos las primeras que nos callamos, esto nunca avanzará. A mí me da igual que el de arriba piense lo que quiera, siempre voy a dar mi opinión.

—En España sólo ha hablado al respecto Vero Boquete. ¿Le resulta extraño que ninguna más se haya pronunciado al respecto?

—(Ríe) No, no me extraña nada que en España las jugadoras no hablen de ciertos temas. Es una pena.

—Lo dice con mucha rotundidad ¿Por qué?

—Porque ya he visto a muchas que se han callado muchas cosas. A mí me da igual. Yo juego al fútbol y si quiero defender lo mío, lo tengo que defender con todo porque con medias tintas no se va a ningún lado. Si no se dicen las cosas, la gente no sabrá nunca la verdad.

—¿Y cómo es su vida en Cerdeña? ¿Estudia?

—Estoy aprendiendo italiano. En España estudié Auxiliar de Enfermería, pero aquí me queda poco tiempo. Hay días en los que incluso tenemos sesión doble. En el equipo ninguna trabaja y las que compaginan el fútbol con otra actividad es porque estudian. Aquí vivimos por y para el fútbol.