Barral-Unai Emery, un desayuno con picante se sirve en Nervión

Al Sevilla-Levante de esta matinal en Nervión no le ha quitado el picante ni el paréntesis europeo. Barral, crecido después de su partidazo ante el Almería, se tiró al monte: “En Sevilla es donde bailé el año pasado en el vestuario cuando ganamos 2-3. Y ellos tampoco es que nos metan mucho miedo, han perdido en Bilbao”. A Emery, que no suele entrar al trapo, la declaración no debió hacerle ni pizca de gracia. Su mensaje, transmitido a través de su blog, no fue tan directo, pero igual de sencillo de captar: “Puede que nuestro santuario no le dé miedo a algún jugador rival, pero al Sevilla le hace sentir más fuerte y cómodo jugando en él”.

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Para la poca chicha de algunas previas, el affaire Barral-Emery sería suficiente. Pero hay más. Hay un nuevo Levante, que había dudado de su ideario y se había deprimido con Mendilibar. Ha cogido ánimo con Alcaraz, entrenador eficiente y realista que llegó a Valencia bajo un reclamo bien pragmático: imponer el sentido común y recuperar las señas de identidad que han dado fama a la entidad granota los últimos años. Los recursos son pocos y la empresa, difícil. Hoy le van a faltar manos para el Sevilla, que a pesar de la derrota en San Mamés tiene la intuición de que vivirá toda la temporada en la frontera Champions.

Intención. Alcaraz medita protegerse con Sissoko y Diop en el medio y, sobre todo, poner piedras en la creación del Sevilla. La ausencia de Mbia, no obstante, hará titular a Banega, básico para filtrar pases. Emery medita jugar con dos delanteros. Bacca es fijo. Aspas y Gameiro se juegan la otra plaza. Los noventa minutos del francés ante el Standard son equívocos. Podrían ser muestra de continuidad o una señal de que habrá una oportunidad para el gallego.

También es un bonito partido de pizarras. Emery y Alcaraz acumulan batallas hace años, desde que luchaban por ascensos a Primera. Pero sobre todo es el partido de Barral. Él ha encendido la mecha y se ha puesto en el foco. Por su perfil es fácil predecir que no se va a achicar. Eso sólo pasará si el Sevilla saca el rodillo.