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Obituario

Muere Gustau Biosca, un héroe en la gran canción del fútbol

Ha fallecido a los 86 años. Fue capitán del Barça ‘de les Cinc Copes'. Jugó con Ramallets, Kubala, César, Basora, Moreno o Manchón. Central que sacaba el balón jugado desde atrás.

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Muere Gustau Biosca, un héroe en la gran canción del fútbol

Como los muchachos que aman el fútbol, Joan Manuel Serrat recordaba mejor la alineación del Barça de las Cinco Copas, en la que estaba Gustau Biosca, por la delantera; por eso en esa canción legendaria del culé más musical del mundo están César, Kubala, Moreno y Manchón, y no están ni Ramallets ni este gran defensa central que acaba de abandonar este mundo a los 86 años.

Fue un hombre guapo, moreno “de cautivadores ojos verdes”. Ingresó de niño en el Barça; se incorporó a la plantilla en 1947 y ahí estuvo diez años, hasta que una lesión lo tumbó. Fue 11 veces internacional (disputó dos Mundiales; uno de ellos, el de Maracaná), y ayudó a su amigo Ladislao Kubala, cuando el español húngaro dirigió la Nacional.

Era poderoso, grande, agitanado, y usó su poder para dar ejemplo al Barça que vino luego. No alcanzó la popularidad que tuvieron sus compañeros goleadores, al menos en el campo; pero, como contó Alfredo Relaño en uno de los capítulos de Memorias en blanco y negro (serie de El País que ya es libro), tuvo más popularidad que todos ellos juntos, y no por el fútbol, precisamente.

Creó un estilo del que todos tomaron recortes. Cuando el Barça ficha a Jesús Garay Vecino, el extraordinario central bilbaíno, quiere prolongar con el jugador vasco la prestancia a lo Gary Cooper que tuvo Biosca en la defensa. Esa prolongación del estilo de Biosca se frustró porque Olivella volvió de una lesión y le dio más sensación de fortaleza a Helenio Herrera que el elegante Garay, que pasó a ser un medio volante solvente pero melancólico.

El central más mítico de todos los que ha tenido el club sacaba el balón jugado; ese fue su legado y constituyó su sello. Hasta ahora esa manera de jugar de Biosca ha seguido siendo una seña de identidad que ha contagiado incluso a los porteros. Su legendario romance con Lola Flores, que bailaba para él, desnuda, hasta en las concentraciones, lo llevó al papel couché; la cantaora más célebre del siglo XX supo que Biosca la dejaba porque éste se lo dijo en la casa del tío Alberto [Puig Palau], otro de los grandes personajes de Serrat. Lola se encaprichó luego de Coque, otro futbolista, para darle celos a Gustau…

Biosca amaba el flamenco y la noche, en tiempos en que (él lo decía) se podía ir del cabaret al entrenamiento sin perder ni el tino ni la energía. La canción del fútbol lo tiene en primer plano; ahora su nombre definitivamente es nostalgia de la historia que nos hizo aficionados.