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BARCELONA 3 - EIBAR 0

El Barça resucita la vieja receta

Xavi, clave para abrir la muralla del Eibar. Irureta, espléndido, evita que Messi alcance a Zarra. Neymar sigue de dulce. Los guipuzcoanos perdonaron en la primera mitad.

BarcelonaActualizado a
El Barça resucita la vieja receta
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Le costó de inicio al Barcelona, pero al final, el equipo de Luis Enrique liquidó a un Eibar que mantuvo el tipo, e incluso tuvo sus opciones, durante una hora, pero que finalmente claudicó en el Camp Nou por 3-0 ante un Barça que le sentenció con tres goles en 15 minutos. A la que te despistas, el Barça no perdona. El Barça, de esta manera, se asegura salir del Bernabéu, pase lo que pase en el Clásico del sábado, por delante de su rival, pues se presentará en el Bernabéu cuatro puntos por delante del Real Madrid.

Luis Enrique, pensando en las curvas que vienen la próxima semana (Ajax en Champions y Madrid en Liga) optó por las rotaciones para enfrentarse al Eibar. Rakitic y Busquets, los dos centrocampistas más fijos para el técnico asturiano, se quedaron por la mañana fuera de la lista de convocados y el equipo culé salió a jugar con una línea de centro del campo inédita formada por Mascherano de mediocentro, junto a Xavi y Sergi Roberto.

Le costó al Barça arrancar. En la primera parte faltó paciencia, circulación de balón y juego colectivo ante un Eibar muy intenso, ordenado y que tuvo dos ocasiones para marcar en sendos despistes de la defensa barcelonista que Capa y Saúl no pudieron culminar. En ataque, el Barça era únicamente Messi y Neymar, pero se toparon ante un Irureta que está demostrando en Primera todo lo bueno que exhibió la pasada campaña en Segunda y que le valió ganar el Zamora de la categoría y evitar, de paso que Messi alcanzara a Zarra. Hasta cinco balones de gol le paró el portero armero al argentino.

Tras mantener el tipo en la primera parte, el Eibar se desmoronó cuando se cumplía la primera hora de partido. En ese minuto, el Barça tiró de la vieja receta de siempre, pero cambiando los papeles de los protagonistas. Messi hizo de Xavi y el de Terrassa definió el primer gol del partido, que abrió la lata y facilitó el trabajo de los barcelonistas.

Hasta ese instante, el Barça dio la sensación de que es un equipo a medio hacer. Trabajado en la fase de defensa, intenso en la recuperación y que contragolpea con mucho peligro. Hasta aquí bien, el problema es que en el 90 por ciento de los partidos que juega, el Barça apenas tiene opciones para expresar esas virtudes que, en equipos como el Celta, por poner un ejemplo al azar, serían un pozo de petróleo.

Al Barça le falta ritmo de partido, paciencia, posesiones largas. Jerarquía en una palabra. Sin ella no le va mal, pero le hace un equipo muy poco reconocible que da la sensación de que cuando juega ante adversarios pertrechados y tan intensos como él tiene muchos problemas para atacar.

El librillo del Barça se limita a las arrancadas descomunales de Neymar, la gran calidad de Messi, capaz de rematar de cabeza, regatear o asistir o, la más utilizada, que es la de abrir la pelota a Alves para que la cuelgue como si el equipo no se hubiera enterado aún que las sanción de Luis Suárez acaba el próximo viernes.

Esta insistencia de atacar por la banda de Alves lleva al brasileño a colgar más pelotas que las que sería capaz de recoger Serge Ibaka y eso ha degenerado en un estado de ánimo en el que se escenifica un distanciamiento evidente entre el brasileño y la afición, que le critica ya cualquiera de sus acciones. Pero él, que tiene la espalda muy ancha para aguantarlo todo siguió centrando como si tal cosa y en su centro número 15 Neymar empaló el segundo para definir el partido.

Con el 2-0 y el viento a favor, la conexión Messi y Neymar fabricó el tercer, que marcó el argentino que se queda a un tanto del récord del gran Zarra. El Clásico, está servido.