Atlético de Madrid
Moyá: “Alternar a los porteros se ha convertido en algo normal”
Moyá ha sido uno de los mejores jugadores del Atlético en este inicio de temporada. El cancerbero ha hecho partidos bastante completos y se ha ganado la titularidad.
¿Han analizado lo que sucedió en Valencia?
—Queríamos dar un golpe sobre la mesa en una semana muy intensa donde jugamos con Sevilla, Juve y Valencia. Hay veces que en el fútbol no te puedes explicar una derrota de este tipo. Sucedió todo en quince minutos, no puedes desmenuzarlo para analizarlo. Nos sorprendió ese inicio con jugadas tan desafortunadas. Si el entrenador no le ha dado más vueltas es bueno que el jugador tampoco lo haga. Cuando estemos todos y si el Cholo lo estima, charlaremos sobre cosas puntuales. El balance del arranque de temporada es positivo.
—Se hizo también planear sobre el Atlético un estigma de equipo violento...
—No podemos obviarlo, lo hemos escuchado, pero yo creo que se genera más desde los medios. Nosotros ya casi nos lo tomamos con humor. No le damos importancia y no queremos crear una polémica. Hay muchos equipos, no sólo el Atlético, que basan su juego en la intensidad. Esto es un deporte de contacto y dentro del reglamento somos intensos. Eso nos genera beneficios. No me gusta que nos llamen violentos, somos intensos, pero no tengo una varita mágica para cambiar la opinión de la gente.
—Cuando llegó usted, dijo que no venía para ser suplente. ¿Cree que debido a lo que costó Oblak se le infravaloró?
—Evidentemente hay veces que un fichaje por su costo genera expectación e ilusión. Yo creo que también había una parte de la gente que sigue la Liga española y que me conocía. Mi percepción es que en general el aficionado pensaba que la portería estaba bien cubierta con un portero como yo que había jugado ya diez temporadas en Primera y con otro como Oblak con un futuro espectacular, que venía de ganar títulos con el Benfica, y que es una apuesta de futuro del Atlético. La gente, en su casa, hace su propia alineación, luego es el entrenador el que elige. Yo lo único que hago es intentar ponerle las cosas difíciles al técnico para elegir, que me vea competente y competitivo.
—Empezó muy bien, ganando la Supercopa, pero llegó el debut en Champions y salió Oblak. ¿Qué pensó y qué le dijo Simeone?
—Me dijo que iba a jugar Jan porque lo creían oportuno. Mi discurso no ha cambiado por más que haya jugado diez partidos oficiales con el Atlético. Hay que aprender que cuando no juegas tú hay un compañero que lo hace y quejarte y protestar no es el mejor camino. Hay que demostrar en los entrenamientos que estás preparado. Igual que el míster me ha puesto en todos esos partidos, puede elegir y siempre nos demuestra que lo hace en beneficio del grupo.
—La portería es un tema de actualidad en los grandes. ¿Usted es partidario de rotación también en ese puesto?
—Cuando debuté en Primera y los cinco o seis años siguientes eso no era habitual. Lo normal era tener un portero titular y uno suplente. En los últimos años han llegado entrenadores con otras ideas o antiguos que han cambiado de parecer. También la competencia es mayor con muchos equipos con dos porteros de mucho nivel y los entrenadores se enfrentan a una decisión complicada a veces. Ven al teórico suplente bien y quieren darle una oportunidad y además juegan con ello. Lo estamos viendo en Europa y cada vez más vamos a tener que asociar también esa alternancia en un puesto específico como el nuestro. Ya sea alternando en competiciones o cambiando en partidos de la misma.
—No jugó en Atenas, pero lo hizo en Champions ante toda una Juve contra un Buffon que venía imbatido. ¿Fue especial para usted?
—Sí porque debuté con el Valencia en Champions, pero justamente en esa competición me lesioné y estuve apartado de los terrenos de juego y ya no volví a jugar. Tenía ganas y fue redondo. Debut, victoria con la portería a cero contra un equipo que aún no había perdido, con un gran portero enfrente… La derrota en Atenas nos obligaba a, por lo menos, no perder el segundo partido. El equipo lo afrontó con la tensión y concentración necesaria. Tuvimos claro cómo teníamos que jugar, incluso sufriendo en algunos momentos. Creo que les contrarrestamos bien porque no recuerdo un tiro a puerta de nuestro contrario.
—Ha mostrado serenidad en momentos difíciles...
—La experiencia provoca que, casi sin darte cuenta, hagas en un partido pequeñas cosas que hace 8 o 10 años no hacía porque era más impulsivo. Es bueno para un equipo tener un portero impulsivo y joven pero a veces se necesita transmitir esa serenidad con detalles como lanzarte al suelo para arañar algunos segundos, comunicándote mucho con el equipo en momentos en los que el equipo necesita esas cosas… La experiencia ni se compra ni se aprende, llega con el tiempo. Tiago o Gabi son también ejemplos de ello.
—Después de un buen inicio de temporada son quintos. ¿Están dónde preveían estar?
—Nuestros rivales son Sevilla, Valencia y Athletic. En cuanto a los otros dos, si podemos estar cerca, mucho mejor. De momento Valencia y Sevilla están por delante, hay que intentar acercarse cuanto antes. Nuestra posición en la tabla no es mala, queremos más, pero no me gusta mirar más allá del Espanyol. Esa es nuestra siguiente misión.
—¿En Liga notan en los rivales más motivación porque salen a jugar contra el actual campeón?
—Puede ser. Jugar contra un grande siempre ilusiona. Madrid, Barça, Atlético, Valencia… Puede ser que el que el Atlético sea el actual campeón despierte más ilusión en los rivales, pero nosotros salimos a competir igual. Lo del año pasado es difícil de igualar. A todos nos gustaría repetir, pero hay que ser conscientes de que el Atlético ganó la Liga pensando que sus rivales eran otros. Después al final se vio con los grandes y vio que tenía opciones. Aunque a la Prensa no le guste y crea que vamos de tapados, nosotros no lo vemos así. Somos realistas, nuestro sitio está entre el tercer y cuarto puesto, peleando con Valencia, Sevilla, Athletic y el que se sume por ahí. Madrid y Barça están a otro nivel de presupuesto y de otras cosas. Después en el campo intentamos igualarnos con ellos, a veces les ganamos.