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REAL MADRID

Ancelotti: “No ha habido ni una pelea en el vestuario del Madrid”

En una entrevista concedida a la revista francesa ‘So Foot’, el técnico del equipo blanco habla de su llegada al Madrid, la relación con sus jugadores o su futuro en los banquillos.

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Ancelotti: “No ha habido ni una pelea en el vestuario del Madrid”

—¿Había hablado con el Madrid en marzo cuando tomó la decisión de irse del PSG?

—No. Al final de la segunda temporada empecé a convencerme de que algo andaba mal. Liderábamos el campeonato, pero no estaba convencido de que el trabajo que estábamos haciendo fuera el correcto. Yo no me sentía cómodo con los dirigentes. Así que me decidí a salir. Aún recuerdo el día que anuncié mi intención, fue el 1 de marzo de 2013. No hicimos un mal trabajo desde entonces y ganamos la Liga, pero los dirigentes no estaban contentos. Me di cuenta de que ya no creían en el proyecto, pensaban más en los resultados inmediatos. Cada partido que perdíamos acababa en peleas a gritos. Mi suerte fue haber dicho que me iba del club antes del final de temporada, ya que después, con el campeonato en las vitrinas, los dirigentes no hubieran aceptado mi renuncia. Exigían que me quedara hasta el final de mi contrato, que acababa la temporada siguiente. Había un montón de problemas, pero nunca traicioné a los dirigentes del PSG. Cuando les dije que me iba en marzo yo no estaba en conversaciones con ningún equipo.

—¿Cómo fue su llegada en Madrid después de Mourinho?

—Mourinho y yo tenemos casi la misma filosofía de trabajo. No he cambiado muchas cosas cuando llegué al Madrid. Los jugadores estaban acostumbrados a trabajar con el balón y a hacer ejercicios físicos.

—Pero el club era todo excepto un santuario de tranquilidad...

—Sabía antes de llegar que había muchos problemas en el vestuario, problemas entre algunos jugadores y Mourinho. Todo lo que pasaba en privado se encontraba el día después en los diarios. Pero cuando cogí el mando, todo había retornado a la tranquilidad. No heredé las tensiones del pasado.

—Entonces, ¿no fue el culpable de devolver la tranquilidad al vestuario?

—No, no. Cuando llegué había mucha serenidad. Todo el mundo estaba motivado y los jugadores estaban muy serios. Desde el primer día, el ambiente siempre ha sido muy bueno. Claro, la vida de un entrenador está llena de problemas, pero los que tuve en el Madrid no son diferentes de los que me encontré en otros clubes. Pienso que hay muchos menos problemas aquí que en otros equipos. Desde que llegué al Madrid no hubo ni una pelea en el vestuario. Jamás encontré a un jugador desmotivado y no tuve enfrentamientos con jugadores por no jugar tanto como lo que ellos querían. El grupo siempre respetó mis decisiones.

—¿Incluso la de alternar a Diego López y Casillas?

—Especialmente esa. Respetaron mi elección. Ninguno de los dos estaba contento con la alternancia, pero al final lo han asumido naturalmente. No perjudicó a sus rendimientos personales ni al equipo.

—¿En qué jugadores se ha visto reflejado?

—Lógicamente, los que juegan en mi antiguo puesto: Xabi Alonso lo era e Illarramendi lo es también. Físicamente, me parecía bastante a Xabi. No es un jugador veloz, yo tampoco lo fui. Pero es muy inteligente. Es mucho mejor jugador que yo. Su sentido del juego no lo tenía, eso está claro.

—Illaramendi es el sustituto de Xabi Alonso y no jugó la final de Champions. ¿Qué pasó?

—Quise ponerle de entrada, pero pensé que una final se juega a menudo con balones parados. Xabi era uno de nuestros mejores jugadores en el juego aéreo y sin él pensaba que íbamos a tener problemas defensivos contra el Atlético, que es un equipo terrible en estas fases de juego específicas. Decidí apoyarme más sobre los centímetros de Khedira, que sobre la juventud de Asier.

—¿Cómo se lo explicó a Illarramendi ?

—Se lo expliqué de la misma manera que lo hago ahora. Lo importante es decir siempre la verdad.

—¿Cómo se dirige un vestuario lleno de egos?

—No sé cómo hacemos eso. Hablo con los jugadores, pero no sé si debo considerarles amigos o hermanos menores. Lo que es seguro es que no quiero ser su padre, solamente una persona que les respeta y que está cercana a ellos. A los futbolistas les gusta hablar de todo y, sobre todo, de su profesión. Tienen mucha curiosidad y ganas de aprender cosas nuevas. Hay que estar cercano a ellos para convencerles de que el trabajo individual es necesario para el grupo. Es ese mi concepto. Los grandes campeones tienen talento, pero los fuera de serie son los que saben meter ese talento al servicio de los otros.

—¿Tiene jugadores así?

—Debo decir que el jugador que tiene más talento es Cristiano. Ayuda mucho a los otros. Es un tío que marca 50 goles por temporada, podemos decir que ayuda a sus compañeros y a su entrenador. Cristiano no es egoísta, a pesar de que juega en una posición que lo exige. Es un jugador que da asistencias, que es generoso en el esfuerzo y que sabe sacrificarse por el bien del grupo. Ibrahimovic es igual, a pesar de que todo el mundo cree que es un tío insoportable.

—¿Y no es el caso?

—No, para nada. Es el futbolista más generoso que conozco. Es una lástima que la tierra entera crea lo contrario.

—Después de ganar la Décima, ¿pensó en volver a Inglaterra?

—No, no, a pesar de que me gusta mucho el fútbol inglés. En Inglaterra, el fútbol se vive de una manera fantástica, es un paraíso deportivo. Tienen una manera especial de vivir los partidos de fútbol. No hay ni violencia, ni insultos, siempre un respeto hacia el rival.

—¿Volverá algún día?

—Sí, quiero volver porque no hay la presión que existe en otros campeonatos. ¿Sabe lo que me cansa más? La falta de respeto de la gente. Soy capaz de soportar sin problema la presión mediática y la de los presidentes de clubes, pero los gestos violentos en los estadios no. Me molestan mucho. Los insultos hacia mi madre o mi padre me cuesta encajarlos. En España existe una rivalidad impresionante entre el Atlético y el Madrid, pero me gustó mucho el comportamiento de la gente durante la final de Lisboa. Ese día, España dio una imagen positiva al mundo. Los seguidores de los dos equipos respetaron las reglas y volvieron a casa tristes o felices, pero sin problema. Para mí eso es el deporte.