Enguene emula a Messi y el Barça empata en París en el 96'

Lionel Enguene hizo posiblemente uno de los mejores goles que se podrán ver en la presente edición de la UEFA Youth League. Agarró el balón en su terreno de juego y obviando todo lo que sucedía cerca suyo y el juego colectivo y de toque que lleva años aprendiendo en La Masía, trató de reivindicarse y de tratar de espabilar a sus compañeros. En el momento de su inspiración (llegó a irse de cuatro rivales en carrera y de superar al portero), el campeón de la competición, el Barça, parecía no haberse presentado al choque. Dominados y repasados por el PSG, los culés quisieron acabar el partido con orgullo y pese al tanto del camerunés, la inspiración se acabó de golpe y los culés concedieron la primera derrota en Europa. Sólo pudieron igualar tras el inocente (pero claro) penalti de Krasniqi a Moha, que el propio futbolista culé anotó para empatar.

La primera parte fue unidireccional y siempre buscó la portería de Onana. El portero africano del Barça veía cómo poco a poco el hambre de los franceses se iba traduciendo en opciones de gol. Que si un tiro de lejos, que si desborde por potencia en banda con centro interesante, que si constantes pérdidas en las salidas de la cobertura culé permitía crear peligro a los parisinos.

Como no podía ser de otra manera, los jóvenes jugadores del PSG, conscientes de la poca salida que tienen en el grupo profesional, salieron heridos tras el 6-1 encajado hace dos semanas en Amsterdam frente al Ajax. De ahí que cuando Augustín marcó la diagonal, superó a la defensa culé y su tiró quedó blando para el remate final de Meité tras la parada de Onana, se fundieron en un abrazo; mal lo están teniendo hasta ahora como para ir siendo humillados en la presente edición de la UEFA Youth League.

La segunda parte arrancó muy similar y entre Onana (por tres veces, dos en la misma jugada) y Tarín (espectacular la chilena que hizo para evitar el gol francés) dejaron al Barça con vida, cuando la verdad es que merecía una desventaja mayor.

Y claro, al final, cuando decides no presentarte a un partido y el rival está con hambre, pasa lo que pasa. El campeón no daba señales de vida en ataque, ni una, y Onana, claro, no podía salvarlo todo. Así, una sensacional centro, raso y potente desde la izquierda, fue aprovechado de primeras por Ausgustin, un potente delantero que tuvo premio a su insistencia. Luego llegó el tanto de Enguene y el penalti transformado por Moha. Los culés sumaron en París, pero Jordi Vinyals, su técnico, tendrá motivos para estar preocupado.