Fede Cartabia no basta al Córdoba, que sigue último

Poco fútbol y menos goles en El Arcángel. A los puntos habría ganado un Córdoba que en la segunda mitad le echó más picante, más ganas de adelantarse en el marcador. Pero no llegó el gol, ni siquiera hubo exagerados motivos para ello. El 'Arcanfield', que así le han puesto los cordobesistas a su templo por la fidelidad tipo Liverpool con la que cantan a capella el himno del regreso a la elite, se quedó de nuevo sin saborear una victoria en Primera 42 años después, y con la camiseta teñida por los agobios de seguir siendo el farolillo rojo, bien sea que con un punto más. El Espanyol, serio pero tan poco florido como toda la temporada, le suma otro punto al 'proyecto Sergio'.

Se jugaba la liga del miedo, la que se decide sin exuberancias, en los pequeños detalles. Y más en una semana con tres partidos, de esas rompepiernas. Con poco fuelle se simplifica aún más aún el fútbol de los detalles, el de la clase obrera que tras seis jornadas ha sumado una (Espanyol) o ninguna victoria (Córdoba). Sobre el papel, con Salva Sevilla de falso interior izquierdo, Sergio apelaba al balón mientras Ferrer intentaba blindarse aumentando la presencia destructiva en el mediocampo, donde junto a Ekeng y Rossi aparecía tras superar una lesión el zaragozano Luso. La famosa 'manta': en la primera mitad el Córdoba atacó poco, pero también defendió mejor que otros días. Sergio García y su escudero Stuani parecieron islas. Así que el peligro, si se puede llamar así, llegó con cuentagotas, casi todo mediante balón parado. Colotto reclamó penalti en una pelota que casi mete de rebote y Ghilas cabeceó a los pies de un compañero, que se interpuso en la trayectoria hacia la portería.

Por mucho que aún le tenga que ganar a la báscula, el delantero argelino es al menos capaz de meter miedo en la defensa rival. Nadie echó de menos los cero goles de Havenaar y Cartabia, otra vez activo, agradeció una presencia más hábil en ataque. Pero al descanso se llegó sin goles, y sin ocasiones dignas de resumen si no son imprescindibles para rellenar.

Nada más sacar de centro en el segundo tiempo, el Espanyol hilvanó su jugada con más sentido, pero Salva Sevilla la culminó flojo y al lateral de la red. Pero fue el Córdoba quien tomó el dominio, animado en la derecha por la profundidad de Gunino y la calidad de Fede, su genio, que a la hora de partido puso por primera vez en aprietos a uno de los dos porteros: Casilla, recién renovado por cierto, se lanzó bien. Minutos después, en una falta, Kiko y Cartabia se volvieron a retar, con idéntico resultado.

Omnipresente, Fede también lanzó la falta que provocó un gol bien anulado a Pantic, que se encontraba en fuera de juego. Para entonces, tanto Ferrer como Sergio habían estirado sus dibujos, el primero cambiando el perfil de sus atacantes y el segundo, equilibrando las bandas. Ya en la izquierda, Lucas Vázquez creó al final el poco peligro que alumbró al Espanyol mientras el Córdoba se desinflaba en la tristeza de todo fin de domingo, multiplicada esta vez por el 0-0 y el último lugar de la tabla.