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Real Madrid | Obituario

Fernando Zunzunegui: se nos fue un “hijo del Real Madrid”

En 1965 despuntaba como defensa en el Celta, donde hacía valer su corpulencia. Le quiso el Zaragoza que le hizo una gran oferta. Al final, decidió fichar por el Real Madrid.

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MURIÓ EL GALLEGO. Zunzunegui nos dejó con 70 años de vida.
ARCHIVO ASDIARIO AS

Ayer me amargaron la mañana. Mi amigo Rubiñán, que defendió la camiseta blanca de 1973 a 1977, me dio la mala nueva: “Tomás, se nos ha ido Zunzunegui. Un infarto se lo ha llevado para siempre”. Sentí mucha rabia porque Fernando era uno de esos veteranos que abren la boca para convertir su verbo en la Biblia del Real Madrid. Hablaba del escudo y de la camiseta como si fueran de su familia. De hecho, cuando le entrevisté el pasado 14 de abril, antes de la final Madrid-Barça, me emocionó con esta frase que, por desgracia, sonaba a despedida: “Me siento un hijo del Real Madrid. Lo amaré siempre...”.

Zunzunegui tiene una historia preciosa. En 1965 despuntaba como defensa en el Celta, donde hacía valer su corpulencia. Le quiso el Zaragoza, que habló con su padre. Le ofrecieron una ficha anual de 600.000 pesetas, un pastón en la época. Zunzunegui se subió al coche, rumbo a la capital del Ebro, junto al gerente del Celta. No estaba feliz. Su sueño era el Madrid. A medio camino, el directivo gallego habló con las oficinas del Bernabéu. Volvió al coche y le dijo: “Chaval, el Madrid te quiere. Pero te pagará menos de 300.000, ni siquiera la mitad. Tú decides”. Ni lo pensó. Saltó de alegría. Un día me contó que a su padre le costó perdonarle porque no entendió que antepusiera su amor por el Madrid al dinero. Encima, en el Zaragoza había enchufe y le libraban de la mili. Pero irse al Madrid le costó hacerla y encima en El Aaiún, en el Sahara (allí fue con José Luis Peinado, Pepe Goles). Por eso no pudo ganar la Copa de Europa con los Ye-yés en el 66. Le pilló en el desierto. Era su precio por jugar de blanco. Y no le importó nada. Ganó cuatro Ligas y una Copa. Tras 112 partidos y cuatro goles, se fue feliz. “Jugué en el Madrid. Ya me puedo morir”. DEP.

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