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Santamaria

“La Fiorentina daba guerra, pero apareció Alfredo Di Stéfano...”

José Emilio Santamaría (85 años) fue testigo, desde la grada, de aquel 2-0 a la Fiorentina en la final del 57... “No pude jugar la final, pero la vi desde un palquito en el Bernabéu”.

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“La Fiorentina daba guerra, pero apareció Alfredo Di Stéfano...”

—Si le nombro a la Fiorentina seguro que usted tiene buenos recuerdos...

—Sí. La final de la segunda Copa de Europa la jugamos ante los italianos el 30 de mayo de 1957. Justo yo había fichado por el Madrid tres semanas antes, procedente del Nacional de Montevideo.

—Pero usted no está en la alineación.

—Fue un problema burocrático. La UEFA exigía inscribir la ficha con cuarenta días de antelación y a mí me faltaron veinte. Además, un empleado del Madrid estuvo de viaje por el norte de Galicia varios días para asegurarse de que era verdad que mis padres y mis abuelos eran gallegos. En esa época había picaresca con los jugadores sudamericanos y algunos falsificaban sus papeles. No era mi caso. Mis padres y mis abuelos eran de la parte de Orense, de Ribadavia.

—¿Y cómo vio la final con la Fiorentina?

—Había un palquito con ventanales para los que no jugaban, que estaba en la parte que da a la calle Padre Damián. El estadio estaba a reventar. Más de 120.000 hinchas. Yo lo vi al lado de los chavales de la plantilla: Santisteban, Becerril... Lo pasamos de fábula, aunque sufrimos lo suyo.

—¿Y eso?

—La Fiorentina empezó dando guerra y atacaba sin miedo. Pero el Madrid aguantó bien atrás. Y luego, apareció Di Stéfano. Alfredo era increíble. Estaba en todas partes. Él marcó el primero y Gento, que no paraba de correr, metió el segundo. ¡Yo no había debutado y ya era campeón de Europa con el Madrid! Me preguntaba que para qué me habían fichado con el equipazo que tenían...

—Pues usted fue una leyenda como defensa y se tiró aquí nueve años más, ganando otras cuatro Copas de Europa.

—Mi carrera la empecé de centrocampista, pero en el Nacional el técnico Enrique Fernández Viola (que después entrenó al Barça y al Madrid) me retrasó a la zaga porque años atrás hubo una desbandada de jugadores a Colombia. Y ya no cambié. Central y con una consigna: sacarla siempre jugada.

—Dicen que con usted se acabó la defensa ‘de alpargata’ y los patadones para despejar.

—Yo empecé con Atienza y Lesmes, y después con Marquitos. El Madrid estaba marcando una época y eso sólo se hace marcando un estilo. Mi lema era: cero en portería, título seguro. En mis tiempos, casi todos los porteros del Madrid ganaron el Trofeo Zamora.

—Fue el primer defensa moderno.

—No había que dejar que el delantero te cogiera la espalda y siempre achicar espacios para arrinconar al enemigo a las bandas. Di Stéfano era el primero que leía ese juego y nos ayudaba. Aprendí de él su mando. Yo gritaba a los compañeros, pero era para corregirles y asegurar que no hubiera fallos.

—Fueron buenos tiempos.

—Sí, pero ahora también vemos un Madrid que puede marcar una época. Ancelotti está haciendo un gran trabajo...