City y Chelsea, los equipos a batir

Aunque el City ganó la liga y ha fichado lo que necesitaba (Mangala, Fernando, Caballero, Sagna y Lampard) y siguiendo los límites impuestos por la UEFA, parece haber unanimidad sobre dos cosas en la previa del inicio de una nueva apasionante liga inglesa: el otro equipo a batir es el Chelsea y la historia más fascinante es la que se está produciendo en el United.

Mourinho llegó al Chelsea sabiendo que debía respetar el nuevo equilibro financiero exigido por Abramovich. Las ventas de David Luiz y Lukaku sirvieron para traer a Diego Costa, Cesc y Filipe Luis, pero tiene un primer problema: Courtois no renovará hasta que vea si es titular o no. Y no lo sabrá hasta el lunes, en el primer partido ante el Burnley. Mourinho pondrá a Cesc de mediocentro con libertad para llegar arriba, como hacía Lampard, y el catalán está encantado.

En el banquillo de Old Trafford se sentará Van Gaal, quizá el entrenador más incomprendido de la historia reciente y autodeclarado maestro de Mourinho y Guardiola. A su lado Ryan Giggs, convencido de estar en un máster de entrenador y de iniciar el camino que le convertirá en el futuro y sólido técnico del club. El United ha ganado todos los partidos de la pretemporada y sigue buscando tres o cuatro jugadores que le den un salto definitivo de calidad, especialmente de banda (Cuadrado, Di María...) y centrales. Parte con una ventaja: no tendrá fútbol europeo que distraiga la reconstrucción del equipo.

El Arsenal sigue gastando dinero por segundo año seguido (Alexis, Debuchy, Chambers, Ospina) y tiene docenas de variaciones en la medular, pero para llegar a lo más alto necesitará que Oxlade y Wilshere empiecen a ser lo que se supone que pueden ser. El Liverpool ha gastado el dinero de Luis Suárez (81 millones) y más en una plantilla con más talento pero a la que le falta aún un delantero para que el gol no corra sólo a cargo de Sturridge.

Será el año en el que se confirmará (o no) la capacidad de Rodgers, el potencial a largo plazo del City, la recuperación del United, la solidez del Everton de Martínez, la ambición de Pochettino y la paciencia de los periodistas con Mourinho y Van Gaal. Todo ello con 739 millones invertidos en fichajes.