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REAL MADRID

Whitchurch fue cuna de Bale, Warburton y Geraint

Bale dejó este modesto centro de estudios de Cardiff que ha visto crecer a deportistas de élite. Bale (fútbol), Warburton (rugby) y Geraint (ciclismo) son algunos.

Actualizado a
El colegio donde estudió Bale.
JAVIER GANDUL

 El Whitchurch High School está situado en Pennline Road, a caballo entre la modesta casa donde Bale creció en Cardiff y la opulenta mansión que ocupó (a pesar de jugar en el Tottenham) junto a su novia de la infancia Emma y su hija Alba hasta antes de fichar por el Madrid. La estrella nunca quiso abandonar esta zona del norte de Cardiff donde están sus raíces.

Al visitar el Whitchurch, comprobamos que aún hay chicos de entre 14 y 18 años que asisten a clase de recuperación y diferentes actividades. Es un centro con cierta mística, ya que fue cuna de tres deportistas excepcionales, de la élite en sus disciplinas, y casi de la misma generación: el propio Bale, la estrella del rugby Sam Warburton (los dos fueron compañeros de pupitre) y el ciclista Geraint Thomas, medallista olímpico y habitual del Tour con Sky (dos años mayor que ellos).

Las estrictas normas de la escuela nos impiden fotografiar a los menores. Tan sólo nos cruzamos en el interior con algún joven uniformado que utiliza su tarjeta magnética (un detalle que contrasta con el vetusto aspecto del edificio y del mobiliario) para atravesar la puerta hacia alguna dependencia. Fuera, situados en las extensas praderas donde se intercalan porterías de fútbol y de rugby, es fácil imaginar que es allí donde corrían tres chavales desgarbados a los que el futuro les deparaba la consecución de todos sus mejores sueños.

Nos recibe Mr. Morris, el profesor de Educación Física que ya es casi una celebridad en la ciudad porque de sus manos salieron muchos deportistas conocidos en Gales (no sólo los tres que nos ocupan). Exhibe orgulloso el pasillo principal en el que hay cuadros con fotografías de todos los que destacaron en sus disciplinas. Y más orgulloso aún, el rincón donde tiene colgadas las camisetas dedicadas a Whitchurch, el centro que las ahora estrellas nunca dejaron de visitar. “Son una inspiración para nosotros y el resto de los chicos”.

Cuando Bale llegó a las manos de Mr. Morris tenía 14 años. Ya había fichado por el Sothampton y su padre (conserje de escuela) hacía diariamente las más de dos horas en coche que hay de Cardiff a la ciudad del sur de Inglaterra para que se entrenara. Su club no le permitía jugar a otro deporte que no fuera el fútbol. Pero era un deportista decidido. Lo compaginaba con el rugby y el atletismo, donde destacaba especialmente, e incluso con el hockey. Posee un registro de 11,4 segundos en los 100 metros lisos con 14 años. No tenía rival en la especialidad de los 1.500 metros (con 15 años marcó poco más de cuatro minutos cuando el récord mundial de El Guerrouj está en 3,26) y era también el primero en resistencia... Todo a pesar de la escasa masa muscular que tenía.

El camino. Quizá por eso Wenger y Ferguson dudaron de él al final cuando pretendieron ficharle con 16 años. El Tottenham ofreció primero cinco millones, luego 10, y se llevó un proyecto de futbolista. “Reconozco que fue un error preferir a Walcott (el mejor amigo de Bale en el Southampton, donde compartían equipo en las categorías inferiores), no necesitábamos otro lateral realmente”, llegó a decir Wenger.

“Era un chico endeble y, de repente, hace cuatro años, se convirtió en un peso pesado de boxeo...”, afirmó Fergie tiempo atrás. Los inicios de Bale en el Tottenham fueron más que complicados. Primero una lesión en el tobillo (le pusieron una placa que aún lleva) en 2007, y luego una de ligamentos en la rodilla en 2008. Y un triste récord: no ganó ninguno de los 24 primeros partidos tras su debut. Redknapp incluso lo puso en venta por tres millones de euros, pero el Birmingham se echó finalmente atrás porque Bale estaba lesionado. Para recuperarse siguió un plan especial de musculación y consiguió emerger como un Supermán. El hat-trick al Inter en 2010 fue el punto de inflexión. Dos años Mejor Jugador de la Premier le valieron para que el Madrid pagara el mayor traspaso de la historia por él (101 millones). El chico de Cardiff, el chico de Whitchurch, es ahora el chico de oro…