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Grupo H | Bélgica

Abrirse a los inmigrantes fue el gran impulso de esta Bélgica

La federación activó un plan basado en la Francia del 98. El fracaso en la Euro 2000 obligó a la medida que ahora trae frutos con Kompany, Lukaku, Dembele, Januzaj, Origi, Chadli...

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Abrirse a los inmigrantes fue el gran impulso de esta Bélgica

Kompany, Lukaku, Dembele, Januzaj, Origi, Chadli, Fellaini, Witsel… Todos son hijos de inmigrantes instalados en Bélgica. Y no es casualidad. La federación belga entendió que el proceso migratorio que afectó al país en la década de los 90 podía tener un efecto positivo para la selección y así está siendo. Después de 12 años, los diablos rojos están en un Mundial. Ganaron a Argelia en el estreno y repitieron ante Rusia en el segundo partido, lo que les dio la clasificación. Se intuía, pues muchos lo consideran la posible revelación del torneo. Nada que ver con estos años de decepciones y fracasos en fases de clasificación.

Para entender el motivo hay que remontarse a la Eurocopa de 2002, precisamente en Bélgica y Holanda. Los anfitriones fracasaron estrepitosamente cayendo en la primera fase y los responsables técnicos de la federación tomaron medidas urgentes. La más importante, construir desde abajo un equipo que a largo plazo fuera competitivo. Se cambió el fútbol-once en categorías inferiores por el fútbol-siete y, sobre todo, se abrió la puerta de la selección a los hijos de inmigrantes que habían nacido en Bélgica y eran cien por cien belgas. El espejo en el que se miraron fue la Francia campeona del mundo en 1998, también plagada de jugadores franceses pero con raíces extranjeras.

Resultado. Así, empezaron a florecer en el fútbol base de Bélgica jugadores con apellidos africanos o balcánicos pero corazón belga. Se mezcló el talento de futbolistas que puntualmente salían del país con la potencia de otros cuyos padres provenían del extranjero: Kompany y Lukaku (Congo), Fellaini y Chadli (Marruecos), Witsel (Martinica), Dembele (Mali), Januzaj (Albania), Origi (Kenia)… Y otros muchos que vienen por detrás.

El resultado empieza a dar sus frutos ahora. Con la mayoría de los internacionales belgas instalados en grandes clubes de Europa, la selección se ve beneficiada por la mejoría global del nivel y por la aportación que dan aquellos por cuyas venas corre sangre inmigrante. Es la Bélgica más internacional, también la más potente, de los últimos años. El equipo que abrió unas puertas que ahora son de oro.