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Grupo B | España

Sin precisión y sin remate

Las estadísticas señalan cosas en el hundimiento de España. La comparativa de las tres últimas citas indican que La Roja ha perdido fuerza en todos los conceptos.

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Sin precisión y sin remate
AStv

194 pérdidas de balón. Las pérdidas de balón (194) han aumentado de manera notable (97 de media, frente a 70 en el Mundial 2010). Es producto de dos razones: problemas con los repartidores de juego en el centro del campo (Iniesta y Silva principalmente) y en la mala salida de balón desde atrás (Ramos y Xabi Alonso). A pesar de las críticas, Xavi Hernández no estuvo muy desafortunado con el balón en su partido jugado: dos pérdidas en 84 acciones. Su problema es de presencia en las acciones, de jerarquía ante los rivales y participación en jugadas de gol.

30 minutos de posesión. A pesar de que los indicadores de posesión son altos (62% ante Holanda y 65% con Chile), los minutos reales de toque se han reducido (30’ frente a 34’ y 35’ en anteriores eventos). No hemos visto elaboración, ahogada La Roja por los rivales (13 pases a Casillas con Chile), siempre en desventaja en el centro del campo, sin enganche entre el doble pivote y la medular de creación. Por lo tanto, la posesión no ha sido sinónimo de dominio.

Agujero defensivo. La sensación de fragilidad en la portería de Casillas ha sido tremenda. Siete goles en dos partidos destrozan la media con la que España se mantuvo en pie en 2010 y 2014. Entonces la media de goles encajados no llegó ni a un gol por partido. El remedio que puso Del Bosque a la baja forma de Piqué, metiendo a Javi Martínez no dio ningún resultado.

Diez tiros recibidos. Casillas no ha dado tampoco la respuesta esperada en la portería. Ha recibido prácticamente la misma media de remates (10) que en la última Euro (8) y el anterior Mundial (9), pero ha ido a la red demasiadas veces. Lo lamentable es que Holanda nos hizo cinco goles con trece remates, y Chile marcó dos veces con sólo ocho remates.

26 remates para un gol. Aquí reside uno de los dramas de la Selección, que no viene de ahora, sino se anuncia desde hace tiempo. La Roja ganó la última Eurocopa y el Mundial sin apenas hacer goles. Y en Brasil ocurre lo mismo. Diego Costa ha aportado un penalti forzado. Poco o nada más. Cinco remates parecen poco balance para un ariete, aunque también es cierto que no hay coordinación desde la medular con sus desmarques. Y a Costa le cuesta fabricarse solo las jugadas de gol. Ya no hablemos del resto de jugadores con funciones ofensivas. Torres no suma ni un remate en 105 minutos; Pedro, el esperado revulsivo ante Chile, tampoco tiró hacia la puerta de Bravo. Basta observar que Ramos ha sido el máximo rematador en dos encuentros, con sus subidas al área a balón parado. En definitiva, los de Del Bosque han rematado veintiséis veces a portería para no hacer más que un gol de penalti. Así, con esta media atacante es muy complicado ganar un partido.

Busquets, cero faltas. No se trata de alentar el juego duro, pero en un Mundial hay que presentar credenciales de quién manda sobre el césped. El ejemplo de la falta de tensión está en Busquets, pivote defensivo: no ha cometido ni una falta en 180 minutos. Tampoco sumaron faltas Sergio Ramos, Azpilicueta y Alba ante los oranjes. Xabi Alonso suma tres en dos partidos. El dato ante Holanda delata una falta de intensidad incompatible con una remontada.