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SEVILLA 4 - GRANADA 0

El Sevilla de la buena estrella

Golea al Granada con suerte en los dos primeros goles y está a tres puntos del Athletic, cuarto clasificado. El domingo juega en Bilbao.

Actualizado a
El Sevilla de la buena estrella

Dos golpes de azar volcaron para siempre un Sevilla-Granada engañoso en el resultado, pero fiel a la teoría de las dinámicas. Iluminado como hace años no se le veía y aliado con la fortuna, imprescindible para las grandes empresas, el Sevilla ya sabe que viajará a Bilbao soñando con las estrellas de los preciadísimos balones de la Champions. Esa competición es otra historia: glamour, prestigio y dinero por ejemplo; y aunque esté en medio de la semifinal europea contra el Valencia, los de Emery morirán de pie el domingo en San Mamés. El guiño del Barça le deja a tres puntos de la cuarta plaza.

Que el Sevilla tuvo buena estrella no admite discusión. El 1-0 fue un despeje desafortunado de Mainz y el 2-0, nada más empezar la segunda parte, una descoordinación fatal entre Ilori y Karnezis, héroe ante el Barcelona. Pero es justo reconocer que el Sevilla de estos días es un equipo en plenitud, que huele la sangre, tiene piernas para todo y se siente confiado en su plan sin atender a sus alineaciones. Al contrario que el Granada, de plantilla corta y recursos justos, en el Sevilla de estos días no es un drama que Bacca o Reyes descansen. Juegue quien juegue, funciona como un reloj suizo.

El Granada tuvo una puesta en escena prometedora. Con un dibujo racional (como es norma en Alcaraz) y Recio al mando de las operaciones, ocupó bien los espacios. Le lastró la mala fortuna del primer gol, que no obstante pudo equilibrar. Brahimi y el malagueño tuvieron el empate pero el Sevilla decidió resolver el pleito justo cuando rompió a llover, en la segunda parte.

Kevin Gameiro se pidió para sí el papel protagonista del partido. Marcó un gol y dio el último pase otros dos. A Emery, que le había reservado para el rol de revulsivo de lujo, se le abre un dilema para el jueves. Con Bacca asentado como nueve indiscutible, deberá decidir entre el 4-4-2 para dar entrada al diablillo francés o sacrificarlo por si el asunto se pone delicado ante el Valencia.

Existió la sensación en Nervión de que el Sevilla no terminó de pisar el acelerador y que la segunda parte resultó lo más parecido a un balneario. Tanto que hay quien se detuvo a jugar con la cablística y pedir un gol del Granada después del 4-0. La razón, que antes de las remontadas ante Betis y Oporto, el Sevilla había ganado 4-1 a Valladolid y Espanyol respectivamente. Pero el fútbol profesional es más serio que eso. Eso sí, el grito “el jueves échale huevos” no faltó...