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Barcelona - Real Madrid | Zunzunegui

“Espero que Mateu Lahoz no pite como hizo Rigo con nosotros”

"Nos pitaba fuera de juego en cada ataque, nos dieron patadas hasta en las orejas y Pirri acabó con el brazo en cabestrillo. Un desastre...", afirma el ex jugador.

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“Espero que Mateu Lahoz no pite como hizo Rigo con nosotros”
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¿Qué recuerdo guarda usted de aquella famosa final de las botellas?

—Gracias a aquel partido se empezó a conocer al Barcelona, que llevaba años sin ganar ni a las chapas. Mendoza, delantero del Barça, charló conmigo antes de empezar la final y me dijo: “Hombre, vosotros acabáis de ganar la Liga. Dejadnos la Copa”. Al final me dio penilla y les hice caso. El único gol del partido lo metí yo. Ese trofeo que reposa en las vitrinas del Camp Nou fue gracias a un gol marcado por un jugador del Madrid. Tienen allí un trofeo que en realidad es obra nuestra.

—Le veo irónico…

—Hombre, fuera ya de bromas le diré que aquel autogol que me metí me persiguió durante años y me dolió en el corazón.

—No se haga sangre. Una final no la pierde uno solo.

—Mire, Don Santiago Bernabéu nos enseñaba que a las finales hay que ir con humildad. Que los rivales vayan de gallitos. Mejor. Eso sí, es necesario que no te toque un árbitro como Rigo, que a nosotros nos machacó en la final del 68. Nos perjudicó bastante.

—Mañana pita Mateu...

—No quiero ir contra los árbitros porque es una profesión difícil. Pero últimamente parece que se equivocan siempre del mismo lado. Esperemos que Mateu no haga en Mestalla lo que Rigo en el 68.

—¿Cómo fue lo del tema de las botellas?

—Hubo lanzamiento masivo y desde ahí las prohibieron en los campos. Pero todo fue provocado por Rigo, que ni siquiera nos dejaba pasar de mediocampo. Nos pitaba fuera de juego en cada ataque, nos dieron patadas hasta en las orejas y Pirri acabó con el brazo en cabestrillo. Un desastre...

—Hábleme de usted. ¿Cómo fichó por el Madrid?

—Yo era de Vigo. Desde que tenía ocho añitos tenía en los Salesianos una virgencita a la que le pedía que de mayor me dejase jugar en el Madrid. Yo estaba en el Celta y el Zaragoza vino a por mí. Me ofrecían un pastón para aquella época: 600.000 pesetas por temporada. Mi padre me dijo: “El Madrid no viene a por ti, ¿qué quieres?”. Camino de La Pilarica, nos llamó el Madrid. Me fui allí de cabeza, cobrando la mitad. Daba igual. Me siento un hijo del Madrid. Lo amaré siempre...