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Real Madrid - Rayo | Pepe Durán

“Cualquier vallecano debe ser rayista, aun estando en Tercera”

Su zurda y agilidad le convirtieron en campeón mundial del superwelter. Fue el mejor embajador de Vallecas, donde llegó en 1970. Socio franjirrojo desde entonces.

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“Cualquier vallecano debe ser rayista, aun estando en Tercera”

—Hábleme de Vallecas, su barrio de adopción…

—Llegué en 1970, cuando me casé con una vallecana. Me he cambiado tres veces de piso, pero siempre en el barrio. Mi primera casa, de protección oficial, se encontraba en Sierra de Javalambre y con la primera defensa del título europeo pude comprarme una, sin hipoteca ni nada.

—Precisamente en Vallecas tiene unas instalaciones deportivas con su nombre…

—Al lado de la Asamblea. Voy de vez en cuando por allí y ni Dios me reconoce. Sólo le suena mi nombre a los mayores. Me duele porque nunca he dado polémicas y eso me ha hecho invisible en los medios.

—¿Usted es socio rayista?

—Desde que llegué y llevo siéndolo desde entonces, sólo en el 74 dejé de serlo porque defendí el título de Europa cuatro veces fuera y no tenía tiempo. Me siento cerca de la grada central, pero el Tamudazo lo vi desde el palco y me decían: “Tienes que venir más, nos das suerte”.

­—¿Qué significa el Rayo para este barrio?

—Antes, la gente conocía el barrio por su mala fama y ahora, por el equipo. La ficha de una estrella del Madrid equivale al presupuesto del Rayo. Tuvo mucho mérito lo del curso pasado, quedar en octava posición.

—¿Se puede ganar hoy?

—Nos daban ya por muertos y hemos salido del descenso. Vamos a ganar al Madrid y a darles un disgusto. Estará más nervioso por las últimas derrotas y lo podemos aprovechar. No sólo yo pienso que podemos ganarle, todo el barrio lo cree. Sé que hay muchos vallecanos que son del Madrid y eso es lo fácil. Siendo del barrio debes ser del Rayo, aunque esté en Tercera.

—¿Aún ve al Madrid con opciones de ganar la Liga?

—Creo que la ha perdido. Existen posibilidades aún, pero sus rivales también se juegan mucho y saldrán a romper.

—¿Qué jugador madridista le gusta más?

—Cristiano, pero no me gustan esos gestos de ‘aquí estoy yo’ cuando mete un gol porque lo hace gracias a un compañero.

—Pensó jugar en el Madrid...

—Estuve a punto de hacer las pruebas porque dos amigos fueron y era bueno como medio. No fui porque se entrenaban por la mañana y yo trabajaba.

—De todos los equipos que ha visto del Rayo siendo abonado, ¿con cuál se queda?

—Con el de mis amiguetes, el del Matagigantes. A Felines y Potele todos los rivales les sacaban la cabeza, pero ellos eran capaces de meterse por debajo de las piernas del contrario (risas). Eran magia.

—¿Tiene amistad con ellos?

—Sí. Potele es muy divertido, cada vez que me ve le dice a dos o tres: “Sujetadme, que le doy...” (risas). Yo tenía una mesa de ping-pong en el gimnasio y Felines llegaba antes de entrenarse para jugar contra mí. Luego decía: “He ganado al campeón del mundo”, pero no decía a qué (risas). En este lugar fabriqué a Poli Díaz, que es el boxeador que más dinero ganó en la historia de España y lo tiró en unos tres años.

—¿Ha cambiado el fútbol desde aquella época?

—Muchísimo. Los jugadores ganan más y se comprometen menos. Algunos firman por tres temporadas y en la primera lo hacen bien para justificar su fichaje, luego bajan el rendimiento y durante la última campaña despuntan para que les renueven o irse a otro lado. Piensan, ¿meter la pierna? ¿para qué? ¿para que me la rompan?

—¿Conoció a Di Stéfano?

—Sí, cuando fue técnico del Rayo. Antiguamente, en Reyes, hacíamos partidos benéficos artistas, toreros y boxeadores. Puse en Facebook una foto de nuestro equipo, en Vallehermoso, con Di Stéfano como árbitro. También estaba Urtain.

—¿Goza de buena salud el boxeo español?

—Muy buena, aunque hay títulos que no sirven para nada. Antes ser campeón del mundo era ser lo más porque sólo había dos versiones. Yo defendí títulos fuera de España, cuando los demás lo hacían aquí. Era donde estaba el dinero. Aquí pagaban 300.000 pesetas y en Alemania 1,8 millones... Los golpes son iguales aquí que allí.

—¿Qué deporte es más duro: el fútbol o el boxeo?

—El fútbol. Ahí se dan muchos más accidentes que en el ring. Aunque en ambos es fundamental tener buenos reflejos.

Hizo el saque de honor en el estreno del nuevo Vallecas

osé Durán (Madrid, 9 de octubre de 1945) fue uno de los boxeadores más importantes de este país, consiguiendo el campeonato de España (1973), de Europa (1974) y conquistando el cetro mundial del superwelter ante Wajima en Japón (1976). Durante su trayectoria nunca le rompieron la nariz y de sus 200 combates (86 de amateur y 79 profesionales) sólo le marcaron en el ojo derecho. “Siendo amateur, sangré por la nariz durante horas y me desanimé, estuve meses sin ir al gimnasio, pero en mi barrio había muchos golfos y no quería terminar así”, reflexiona. Decían de él que era un gran estratega (“el boxeo es para inteligentes, no vale ser bruto”) y los periodistas le apodaron El Monje (“como decía Tony Leblanc, iba del gimnasio a la Casa de Campo y de la Casa de Campo al gimnasio”) porque no salía. Vallecano de adopción y rayista de corazón, hizo el saque de honor en el estreno del nuevo Vallecas (6-6-76). Un Rayo-Valladolid que terminó 0-1. “Tomó carrerilla, ‘sacó’ la izquierda y... dio la única patada brillante de la noche, si exceptuamos la del goleador Álvarez”, escribió en AS Julio César Iglesias. Su madre, la Señora Trini, se enteró de que su hijo boxeaba por la Prensa y nunca quiso verle sobre el ring. Sólo encendió la tele cuando se alzó con el título mundial, animada por una vecina. José también se resistió a que sus hijos siguieran sus pasos (“el padre se dio de golpes para que ellos tuvieran una carrera”) y aún mantiene el contacto por Facebook con compañeros y rivales, emocionándose al recordarlos. “En el ring nunca tuve miedo al dolor, sólo a la derrota”, confiesa.­