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BARCELONA

“Algún día podré contar a mis nietos que entrené a Messi”

Ayer se puso a la venta ‘Messi’, la biografía escrita por Guillem Balagué sobre la figura del futbolista argentino, con testimonios de Guardiola. Se presenta mañana en Barcelona.

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“Algún día podré contar a mis nietos que entrené a Messi”

Llegada a Barcelona. La reunión con su padre para decidir el futuro juntos

“Jorge, su padre, llevaba seis meses analizando desde todos los ángulos si merecía la pena cambiar tanto de vida y habló con todos los miembros de la familia. Un día los sentó a todos alrededor de la mesa del comedor. Rodrigo tenía veinte años. Matías, dieciocho. Leo, trece. María Sol tenía cinco años. Buscó la aprobación de todos antes de que se confirmara, como parecía, la respuesta del Barcelona. Cabía la posibilidad de Italia, pero España creaba menos dudas, más ilusión: desde que Lionel supo del Barça, nunca pensó en otro club”(...). “Leo le había dicho a Rodrigo, por esas fechas, que quería ganar el Balón de Oro. “Sin esa voluntad loca de darlo todo y de progresar, su gran talento no habría servido de nada”, señala ahora su hermano. Y nadie quería parar esa progresión” (...). “El 8 de enero de 2001 se dio un nuevo y definitivo paso. En una cena en la capital catalana en la que estuvieron presentes Joan Lacueva y Rifé, el club ultimó los detalles del contrato: el futbolista iba a cobrar cien millones de pesetas al año (600.000 euros), además de pagos por conceptos de imagen, otra novedad en un acuerdo con un infantil” (...). “Jorge y un amigo se hicieron 75 km caminando para agradecerle a la Virgen de San Nicolás. Leo se les unió, descalzo, los últimos 800 metros. Volvieron en coche, claro” (...).

Las palabras de Pep. Guardiola habla por primera vez de él tras irse

Los Juegos Olímpicos. “La persona clave fue el presidente Laporta. Evidentemente, yo tenía la última palabra, pero él conocía a Leo en ese momento mucho mejor que yo. Recuerdo que me dijo: ‘Nos equivocaremos si le hacemos volver. Si él quiere ir a las Olimpiadas, hay que dejarlo ir’. Yo ya sabía el significado de unas Olimpiadas. En aquel momento piensas, jugaremos la clasificación para la Champions, somos nuevos aquí, sin el mejor jugador que tenemos, a ver cómo irá... Pero, al final, ¿de qué me sirve un jugador que quiere estar en la Olimpiada? ¿Es útil que esté aquí para la clasificación de la previa en Champions, en nuestra primera temporada, si su cabeza está en los Juegos Olímpicos? Yo nunca he creído en las imposiciones en el fútbol. Es decir, por mucho que digamos de jugar de esta manera, si yo no los convenzo, no funcionará. En aquel momento entendía que era lo mejor para él que pudiera ir a disfrutar, ir a las Olimpiadas, es algo que te pasa una vez en la vida. Ése era el único argumento y la única razón que había detrás de la decisión. Evidentemente, también podría haber ido mal y, si no hubiéramos sacado suficiente rendimiento, no habría funcionado” (...).

El Leo futbolista. “Lo que aprendí de Leo en ese tiempo es que se reivindicaba en el campo. Él hablaba allí. Él lo demuestra actuando, cuando salta al césped es como si dijera ‘ahora hablo yo’, metiendo cada día dos goles, tres goles... cada día. Ésta es su gran lección como deportista: en todo este ruido que hay en el fútbol, que todos hablamos más de lo normal, el lugar donde se expresa Leo es en el campo. Ésa es su gran lección, su gran valor: demuestra que, además de futbolista, no tiene que ser nada más. Él sabe dónde tiene que hablar. Las cosas o cuentas pendientes que tiene te las cobra allá, en el campo. Me da la impresión de que los grandes son así, no buscan excusas. Leo no juega para gustarte a ti. Cuando va mal de verdad, no te dirá ‘es culpa tuya’(...). “La percepción que he tenido siempre de Leo es que él piensa: ‘Tú organízame el partido para que yo pueda tocar muchos balones, que del resto ya me encargo yo’. Otros piden ese lugar, el que Leo se ha ganado en el campo al ser trascendente en los momentos claves, decisivos; pero luego, a diferencia de Leo, llega el momento de la verdad y fallan. Y fallan una y otra vez. En el momento de ganar la eliminatoria, donde tienen que hablar, se asustan y fallan y se excusan. Leo no, a Leo le das el balón, se la juega y te gana el partido. Esa podría ser la definición más clara de lo que es este tío. Él piensa: ‘Si tú no lo organizas bien, es culpa tuya, y si nos tenemos que enfadar nos enfadaremos, porque yo estoy aquí para transcender, para llegar a un estatus mucho mayor, un estatus donde sólo llegarán los más grandes de la historia; por tanto, yo no juego para gustarte a ti ni a la afición, ni juego para... juego para ser mejor cada día. Yo lo haré, pero tú me tienes que dar los ingredientes, me has de crear la situación. Del resto me encargo yo’ (...). “Es un jugador puramente intuitivo; por tanto, le tienes que dar libertad. Hay jugadores que te piden libertad, pero no saben solucionar bien esa libertad. A él se la puedes dar. Compite los 90 minutos, lo otro no le interesa. Es como Cristiano Ronaldo, decisivo” (...).

Hablan lo que lo conocen. El gen que le hace ser el mejor

Juanjo Brau (expreparador físico de Messi). “Se quedarían sorprendidos con el grado de captación que tiene del entorno con una mirada de 360 grados. Es capaz de decirte dónde está colocado todo, es una persona que tiene un efecto visual que lo capta todo” (...).

Carles Rexach. “Ha aprendido a jugar. Sabe escoger lo que tiene que hacer en cada momento. Habla poco y escucha mucho. Es un tío listo y, en cuanto le razonas por qué debe hacer algo, lo entiende y lo hace” (...).

Pancho Ferraro (entrenador argentino). “Messi llega por situaciones que se van dando, pero antes hubo sufrimiento y lo superó. No tiró la toalla. Hay unos que se nublan y ya no quieren salir. Y hay otros que cae granizo y salen igual. ¿Por qué hay tantos chicos que no llegan? Carlovich, un gran jugador, Rodas, un gran jugador, pero por algo no llegaron. Y a mí, en la vida, me choca cuando dicen ‘no tuve suerte’. No, no la buscaste. No saliste a pelearla. Por eso, el jugador que llega allá arriba y se mantiene, es para aplaudirlo. Yo, a los Zanetti, a los Batistuta, a los Samuel, a los Crespo, los aplaudo. A los que van y vienen, no” (...).

Carles Folguera (director de La Masia). “El ambiente creado en torno a una persona por el entrenador, los padres, otros jugadores y empleados de un club puede influir en cómo una persona define el éxito. Cuando uno está harto de oír constantemente el mensaje ‘eres el mejor’, eso crea una definición particular del éxito relacionado con la victoria y la demostración de superioridad. Si alternativamente se le anima a centrarse en el esfuerzo (como hace Jorge Messi) y a mejorar continuamente, se alienta a la persona a ‘ser lo mejor que puede ser’, al margen de una derrota o una victoria. ¿Cuántas veces se le ha oído a Leo decir: ‘Todavía tengo margen de mejora’ (...) .

La Copa América 2011. Estuvo cerca de dejar la selección argentina

“Jorge Messi habló en Radio 10: ‘Leo lo está pasando muy mal. Es la primera vez que lo silban; es algo que no se esperaba. Esto es muy duro… La gente es libre de opinar lo que quiera. Lo que más molesta es lo que dice la prensa, que crean situaciones que nadie espera. Le echan nafta al fuego. La prensa argentina puede criticar, porque es lógico y Argentina está jugando mal, pero debería cuidar un poco más a su equipo’. La prensa argentina creaba opinión, pero Jorge veía algo más que un inocente debate futbolístico: ‘No entiendo por qué la envidia. Más allá de esto hay personas que son formadores de opiniones y hablan sobre la parte personal de uno. Eso duele y molesta. Él lo vive mal porque, cuando llegó al país hace unos días, la gente lo arengaba’ (...). “Leo tenía que responder a su manera, sobre el campo. La victoria ante Costa Rica se hacía imprescindible. Se jugó en Córdoba y la hinchada se dejó de boludeces: se volcaron del todo con el equipo y Leo sintió su aprecio. A cambio del cariño, Leo regaló un partido espectacular. Le fue bien verse acompañado del Kun, Di María e Higuaín, que esperaban su pase” (...). “En cuartos de final, el Clásico de Río de la Plata. Argentina repitió once. Uruguay, que jugó con uno menos durante 48 minutos, venció a los penaltis. Tévez, que falló uno en la tanda, no volvería a vestir la albiceleste. El idilio con la selección se rompió de nuevo. Las críticas se dirigieron hacia Batista, pero en el estadio nadie le hizo un feo a Leo” (...).

Pero tan pronto como se apagaron las luces del torneo, tras el merecido triunfo de Uruguay, volvieron las viejas acusaciones de carácter personal contra Messi. A la hinchada le fastidiaba que él se defendiera desde el silencio o las generalidades, en lugar de con la bravuconada. Leo había escogido hacía tiempo la imagen pública con la que se sentía más cómodo y nada la iba a cambiar. Sin embargo, su comportamiento era leña para el fuego: las críticas fueron incluso más duras que antes. Leo Messi pensó seriamente en abandonar la selección” (...).